Francia impide todo tipo de promoción del tabaco, tanto directa como indirecta y de patrocinio por parte de las marcas de cigarrillos. También está expresamente prohibida la distribución gratuita de estos productos. El veto a la publicidad, iniciado en 1991, hizo caer el consumo del tabaco un 15% entre ese año y 1995, según el Ministerio de Salud.

La prohibición se aplica a la publicidad que se realiza en la vía pública y en los medios de comunicación. Hay tres excepciones: los carteles u anuncios en los estancos siempre que no se vean desde el exterior; las publicaciones de "organizaciones profesionales de productores, fabricantes y distribuidores de tabaco", así como ciertas publicaciones cuya lista es autorizada por decreto.

La publicidad del tabaco en España es uno de los frentes previstos por el Ministerio de Sanidad. Pero en la práctica sólo está prohibida en la televisión y en los lugares en los que no se permite su venta y consumo.