1 de julio del 2015. El albanés Rigers Hussain entró en la sala de juegos Sport 333 de Santa Coloma de Gramenet. Era cliente, aunque la suerte le había dado la espalda. Desde hacía unos meses perdía grandes cantidades de dinero en las máquinas tragaperras: de 3.000 a 7.000 euros por tarde. Eran las 19 horas cuando pidió hablar con el encargado del local. Tras mantener una breve conversación con él, sacó un arma y le disparó a bocajarro en la cara. Cuando el empleado estaba en el suelo indefenso, intentó rematarle. No lo mató de milagro. El hombre resultó gravemente herido.

La Fiscalía de Barcelona solicita en su escrito de acusación 15 años y seis meses de prisión para Hussain por tentativa de asesinato, tenencia ilícita de armas y dos delitos de amenaza, pues también apuntó a otro empleado y, en la calle, a un cliente. También reclama una indemnización de 184.865 euros para la víctima. Si el imputado no puede pagarla, se solicita que lo haga la compañía aseguradora del establecimiento. El juicio estaba fijado para este lunes en la Audiencia de Barcelona. Ha sido suspendido por enfermedad de la abogada defensora. Este martes están todos citados de nuevo. Sin embargo, es posible que vuelva a aplazarse porque el acusado ahora quiere que le asista el primer letrado que le representó.

Hussain, según la fiscalía, iba habitualmente a la sala de juegos de la avenida Francesc Macià de Santa Coloma de Gramanet. En febrero del 2015 empezó a perder. En alguna ocasión había exigido al encargado del local la devolución del 10% o le insistía que quería hablar con sus jefes. Sobre ellos vertía amenazas de muerte en el caso de que no cumplieran su pretensión. El empleado comunicó esas amenazas a sus superiores, pero estos hiciero“caso omiso” y no adoptaron ninguna medida de prevención ante un riesgo “evidente”, según la acusación pública.

Intento de suicidio

Ese 1 de julio, Hussain entró sin problemas en la sala de juegos. Tras conversar con el encargado, le disparo en la cara. Después, intentó suicidarse apuntándose a la cabeza, sin que llegara a detonar el arma. Lanzó la pistola al suelo, la cogió, recolocó el cargador y apuntó a un cliente que, atemorizado, salió corriendo a la calle, donde cayó de rodillas al “fallarle las piernas”.

A continuación, el acusado quiso disparar de nuevo al encargado del local que yacía herido en el suelo y, al no conseguirlo, dirigió el arma hacia una cajera, aunque no apretó el gatillo. Con desespero, intentó otra vez sucidarse. No pudo. Al final, huyó. Los Mossos le estuvieron buscando durante días. El 8 de julio del 2015 se entregó en el juzgado de guardia de Santa Coloma de Gramanet.