Tomás Pardo Caro, conocido como el violador de Martorell, confesó ayer que en octubre del 2016 secuestró, violó e intentó asesinar a una mujer, a la vez que aceptó la pena que le pueda imponer la justicia. La fiscalía reclama para él 70 años de cárcel. En el juicio celebrado a puerta cerrada en la Audiencia de Barcelona, el procesado aseguró que estaba arrepentido. La acusación particular, en nombre de la víctima, solicita una indemnización de más de un millón de euros y que, en caso de que el acusado no pueda hacerse cargo, pague la aseguradora de la Generalitat.

En la puerta de la sala de vistas se apostaron desde primera hora de la mañana un grupo de personas para protestar por la actuación del sistema penitenciario. Y es que Pardo cometió esa violación cuando salió de permiso de la cárcel, donde cumplía una condena anterior de 26 años por atacar a dos mujeres. Entre las personas que entraron al Palacio de Justicia de Barcelona estaba Montse, una de las primeras víctimas del acusado. No la violó, pero le atacó, le golpeó y le robó. Corría el 2012. «No se puede permitir que salgan y ataquen otra vez. Pardo es un violador violento que lo volverá a hacer, no lo dudéis», afirmó.

Pardo se crió en el seno de una familia «problemática». Su padre bebía mucho y su madre le enviaba a él y a sus hermanas a pedir comida fiada en las tiendas. Creció en el barrio de La Vila de Martorell y el recuerdo de su infancia turbulenta le ha perseguido siempre. En octubre del 2002, atacó a dos mujeres. Una de ellas era Montse. A la otra la ató a un árbol, la golpeó y la violó. La justicia lo condenó. Años más tarde, el 29 de octubre del 2016, aprovechó un permiso penitenciario para secuestrar a su última víctima, llevarla a un descampado, violarla, clavarle cinco veces la navaja en el cuello, lanzarla por un barranco y ocultar su cuerpo con tierra y ramas.

CRUELDAD

«Te ha tocado», le dijo antes de abusar de ella. La mujer resultó gravemente herida. No falleció porque pudo enviar la ubicación de donde se hallaba a través de un teléfono móvil y los Mossos pudieron rescatarla. Pardo actuó en el 2016 «motivado por su rabia contra las mujeres por el hecho de no poder ver a su hija debido a la oposición de su expareja», según la fiscalía.