El Instituto Municipal de Salud Pública, dependiente del Ayuntamiento de Zaragoza, defiende la apuesta municipal de consumir agua del grifo por su buena calidad, sobre todo desde la traída de aguas procedentes del pantano de Yesa, que mejoró notablemente su calidad.

Todo ello se enmarca en la campaña "En Zaragoza, mejor del grifo", para fomentar entre la ciudadanía el consumo de este tipo de agua frente a la embotellada, tanto en los hogares como en las 500 fuentes públicas que hay a lo largo de toda la ciudad que cuenta con un agua "cien por cien potable".

Los consejeros de Servicios Públicos, Alberto Cubero, y Medio Ambiente y Movilidad, Teresa Artigas, han dado a conocer hoy en rueda de prensa, junto con Mercedes Navarro, responsable del Instituto Municipal de Salud Pública, los datos sobre los análisis del agua del grifo en Zaragoza, que han pasado a ser diarios desde que comenzó este año 2018, mientras que antes se hacían dos veces a la semana.

El incremento de controles, que han pasado de unos 350 a 1.200, ha sido posible, según ha explicado Cubero, por la contratación de cuatro técnicos auxiliares, mientras que en la mejora de la calidad han sido más de 200.000 euros los que se han invertido en equipamiento.

También va a haber mejoras en la transparencia de los datos de vertido que, en cumplimiento del Derecho a la Información Medioambiental, se van a poner en conocimiento de los ciudadanos mediante un sistema similar.

Mercedes Navarro ha insistido en que los ciudadanos deben saber que existe la posibilidad de controlar de manera gratuita el grifo en los hogares, algo para lo que han recibido 160 solicitudes de las que tan solo en dos casos los resultados han sido de "agua no potable", aunque en ninguno de ellos el problema estaba en la red de abastecimiento, sino en la propia instalación del hogar.

En lo que va de año se han realizado 88 controles en colegios, derivados de 55 quejas ciudadanas, además de las 160 en viviendas particulares.

También ha recordado que la normativa establecía que las inspecciones se debían priorizar en viviendas de antes de 1980, pero ahora no se condiciona.

"La calidad del agua es correcta y entra dentro de los criterios de la normativa y se ha mejorado el sabor, que es lo que provocaba cierto rechazo", ha explicado Navarro.

En cuanto al rechazo al consumo, ha apuntado que se trata de una cuestión organoléptica por el sabor, el olor y el color, pero que no influye en la calidad.

Una de las principales características que se atribuía antaño al agua de Zaragoza era su dureza, algo que se redujo con la traída de aguas de Yesa por tener una concentración menor de sales de calcio y magnesio, que "también daban sabor", ha comentado Navarro.

En este sentido, ha puntualizado que la calidad del agua es "estable" en la ciudad aunque pueden producirse algunas variaciones en determinadas épocas en función del tanto por ciento de agua que se toma de Yesa o del Canal Imperial.

Por otro lado, Teresa Artigas ha recordado que hoy comienza el plazo de un mes para la recepción de trabajos para el concurso del diseño que ilustrará las botellas y que recibirá un premio de 2.000 euros.