Y al fin, 'Locke & Key' es una serie que existe. Cuando ya parecía imposible que viéramos a la familia Locke en carne y hueso, accediendo, entre el temor y la fascinación, al poder de las llaves mágicas de Key House, Netflix ha estrenado la primera temporada de su adaptación. Los co-showrunners Carlton Cuse (cocreador de 'Perdidos') y Meredith Averill ('La maldición de Hill House') ya trabajan en guiones potenciales para la segunda.

El camino hacia esta improbable realidad ha sido eterno. La compañía Dimension se hizo con los derechos del cómic de Joe Hill (guion) y Gabriel Rodríguez (dibujo) en el 2008, año del arranque de la saga, pero no hizo nada con ellos. Tres años después, Fox tenía un piloto dirigido por Mark Romanek ('Nunca me abandones') y producido por Alex Kurtzman y Roberto Orci, el tándem de guionistas detrás de sagas como 'Transformers' o la última trilogía fílmica de 'Star Trek'. Todavía se puede ver un tráiler en YouTube (llegó a filtrarse todo el piloto, pero ya no está disponible).

Fox pasó finalmente de la serie y cedió su espacio en la parrilla a 'Alcatraz', que parecía más fácil de vender. En una entrevista con 'The Hollywood Reporter', Alex Kurtzman explicaba así la decisión del estudio: "La serie se avanzó a su tiempo en Fox. Y era antes del mundo del streaming. Era la serie equivocada, en el momento equivocado, con el régimen equivocado". Syfy se interesó, pero esa historia macabra no encajaba con la estética del canal. La idea de Kurtzman de convertirla en tres pelis para Universal tampoco salió adelante.

El proyectó renació en el 2016, ahora escrito por el propio Joe Hill. Cuse se sumó un año después, cuando acabaron 'Bates Motel' y 'The strain'. Hulu encargó un piloto que iba a dirigir Scott Derrickson ('Doctor Strange'), pero acabó dirigiendo Andy Muschietti ('It'). Según Hill, era "increíble", pero a Hulu no se lo pareció. En mayo del 2018, Netflix anunció que rodaría la historia previo rediseño a conciencia.

¿POR QUÉ TANTA COMPLICACIÓN?

Lo raro no es que 'Locke & Key' haya tardado tanto en ser película o serie. Lo raro es que finalmente lo sea. El desafío era importante. Había que lidiar, primero, con una cuestión de tono: aunque los héroes centrales del tebeo son jóvenes, o muy jóvenes, la sensibilidad de la historia es adulta, y su violencia bastante gráfica. ¿Puedes hacer una serie con aspiraciones masivas respetando ese contraste?

Hablamos, al fin y al cabo, de una historia que arranca con el asesinato a bocajarro del padre de esos chavales y la respuesta visceral e inmediata de su esposa y el hijo mayor. A la fuga del trauma, los Locke se mudan a una mansión ancestral familiar donde, por otro lado, se respiran demasiados secretos. Y donde se esconden un puñado de llaves mágicas que pueden convertirte en fantasma, llevarte a cualquier otra puerta del mundo (siempre y cuando puedas visualizarla claramente) o adentrarte en tu propia cabeza. Los hermanos han de alejar esas llaves de un demonio con seductora forma humana.

MÁS FÁCIL, NO POCO EFECTIVA

Era fácil de esperar que la serie de Netflix sería menos incómoda, algo menos gore. Y quizá en futuras temporadas no abrace los progresivamente delirantes arcos argumentales de Hill. Han adaptado mitología, personajes y tramas a un marco accesible, en busca, se diría, de una especie de una nueva 'Stranger things' o una 'La maldición de Hill House' para mayores de pocos años. Los problemas reconocibles de amoríos y triángulos amorosos de instituto tienen tanto peso en la historia como las peripecias sobrenaturales.

Si se superan posibles recelos, 'Locke & Key' puede ser una fuente de casi inesperados placeres. De entrada, la familia Locke es irresistible, en particular el más pequeño del clan, Bode (Jackson Robert Scott, el efímero 'Georgie' del 'It' de Muschietti), y dos hermanos adolescentes, Kinsey (Emilia Jones, vista en 'Utopía' o 'Ghostland') y Tyler (Connor Jessup), de una maravillosa intensidad contenida. También la mansión Key House es una revelación, obra maestra del diseño de producción, como los infinitos paisajes que se ocultan tras sus puertas. Los personajes pueden pasear literalmente por sus propias cabezas, lo que deriva en localizaciones imposibles, como el extraño centro comercial de la mente de Kinsey: algo así como un cruce de los edificios plegados sobre sí mismos de 'Origen' y la corporeización de las emociones y los procesos psicológicos básicos de 'Del revés'.

Y aunque probablemente Muschietti hizo un trabajo decente en el piloto para Hulu, no se debe subestimar el trabajo del veterano Michael Morris ('Bloodline', 'Better call Saul') en los dos primeros capítulos. Morris define con clase los patrones visuales y rítmicos de la serie; antepone los planos generales o medios (la casa es casi el personaje más presente) al lenguaje típicamente televisual y prefiere el ritmo reposado al horror vacui. De acuerdo, 'Locke & Key' podría ser más salvaje, también algo menos rudimentaria en su tratamiento de la emoción, pero al menos sus seis primeros episodios capturan poderosamente la atención.