En la tercera temporada de La casa de papel se podía apreciar entre los rehenes del Banco de España, donde habían cometido su golpe los atracadores de la serie de Netflix, el rostro de Belén Cuesta. ¿Qué hacía ahí? ¿Era una policía infiltrada, una atracadora camuflada, pasaba por allí? Porque la serie es un fenómeno mundial y ha logrado un Emmy Internacional, pero sería un lujo tener de extra a una actriz con un Goya (lo logró este año con La trinchera infinita). La solución ha llegado con la cuarta temporada. Lo explica en una entrevista por videoconferencia desde su casa.

¿Cómo lleva su particular trinchera... finita? Porque primero comparte un encierro en La trinchera infinita; luego, el de La casa de papel, y, ahora, por la pandemia.

Sí (ríe). Todo gira en torno a eso. Qué locura!

Por fin se ha desvelado qué hacía entre los rehenes naranja. La gente hacía mil conjeturas.

Sí. Y ha sido divertido. Tengo muchos amigos que son muy fans de la serie y me han estado intentado sonsacar, pero no he soltado prenda, ¿eh? (ríe)

Julia, su personaje, no deja indiferente...

Sí. Esta es una temporada frenética y loca en la que van pasando cosas que van dejando a la gente boquiabierta, y luego por fin se va a entender qué hacía mi personaje allí, mirando, sin decir nada, en la tercera temporada. Es un personaje sorprendente, sí. Han hecho algo bonito al traer a alguien del pasado de Denver (Jaime Lorente) y mantenerlo oculto entre los rehenes. Es ese as en la manga que El Profesor siempre tiene para salvar la situación.

Deberá pasar, como todos, por el drama, pero ¿también pondrá esa nota de humor necesaria?

En esta temporada tiene sobre todo momentos que te dejan sin respiración y de shock, pero luego hay algo bonito que hacen Vancouver Media, la productora, y los guionistas: en ese contexto de jaleo y frenesí, darle a los personajes ese momento humano y de humor, con lo que se puede respirar.

Álex Pina, creador de la serie, y Jesús Colmenar, uno de los directores, dicen que tenía que estar usted

Y yo tenía muchísimas ganas. Porque en Vis a vis, aunque sabía perfectamente que iba ahí a morir, me quedé con las ganas de jugar con ellos y de participar en esta cosa tan loca y divertida que hacen para nosotros los actores. Porque el rodaje es muy cansado, muy frenético, muy de acción, pero también otro registro totalmente diferente y es otro juego.

A diferencia de sus compañeros, usted se ha incorporado cuando ya es un fenómeno mundial. ¿Cómo se vive eso?

Es ilusionante. El primer día de rodaje pensé: qué divertido como actriz estar aquí! Y al ser una serie de acción, todo requiere un tiempo. Es muy diferente la forma de trabajar para mí.

Para su papel en la La trinchera infinita aprendió a coser a máquina. ¿Aquí a coger un arma?

Solo unas nociones básicas. Aunque debería seguir aprendiendo, porque soy un poco un peligro (ríe). Hay un equipo de profesionales para enseñarte todo. Lo bonito de esta profesión es esto también: aprender a coser en una máquina antigua de pedal o a coger un arma bien.

Úrsula Corberó (Tokio) confesó que le había cogido el gusto.

Cuando coges el arma de atrezo, te sientes como en las pelis. Haces cosas de de acción que como actriz te apetecía. Es muy divertido, pero acabas cansadísima (ríe).

Se le identifica con la comedia, sin embargo Pina dice que la conoció en el drama. ¿Valora más haber logrado un Goya con un papel dramático?

El humor es difícil y a veces te sientes inseguro y vulnerable. El Goya es superbonito de cualquier modo, porque es un reconocimiento de tus compañeros y eso emociona. No es tanto drama o comedia, sin el proyecto.

¿Qué cree que tiene La casa de papel para gustar tanto fuera?

Como espectadora me enganchó con ese ritmo tan frenético. Además, es superoriginal la trama y toca temas como el amor, la amistad, la desigualdad... Aparte de esa cosa de cómic que tiene, toca palos muy humanos y muy universales, y eso ha hecho que llegue a todos los sitios.

Lo habrá notado en sus viajes. Aunque más en el próximo.

El año pasado, justo antes de empezar en la serie, tomé conciencia de eso, porque estando lejísimos, dices que eres española y lo primero que te sueltan es: La casa de papel!. Es muy bonito que tu trabajo se pueda ver en tantas casas around the world, pero también te da un poco de vértigo. Aunque, más allá del peso, me parece muy positivo que te suceda esto, con Netflix y gracias a las plataformas. Pero loquísimo!

¿Le ha parado la pandemia muchos proyectos?

Acababa de rodar Sentimental, de Cesc Gay, una semana antes de la alerta. Grabábamos en Barcelona y ya había un caso. Pero justo acabó el rodaje ahí. Nos libramos de milagro.