Después de interpretar a Mateo de Velvet en Antena 3, Javier Rey se ha pasado a la droga dura que supone encarnar al narco gallego Sito Miñanco en Fariña. El artista vivió de cerca el problema del narcotráfico en su Galicia natal, y por eso la serie de Antena 3 le toca mucho la fibra sensible. Aquí cuenta sus experiencias.

-¿Habrá que llamarle a partir de ahora Javier Rey de la Cocaína?

-No, Javier a secas.

-¿Con qué espíritu encaró este proyecto?

SEnDFariña supone para mí muchísimas cosas. Yo nací en Noia, soy de la zona y haciendo esta serie me siento en casa. Tengo una estupenda relación con Bambú (la productora) y con Antena 3. Y me siento afortunado porque mi personaje tiene muchas capas. He disfrutado mucho con este proyecto porque aquí no interpretamos, sino hacemos. Esa es una de sus muchas virtudes. Durante el rodaje ha habido un montón de situaciones muy catárticas, que no suelen darse en la ficción. Hemos tenido mucha libertad y hemos jugado con mucha verdad. A mí eso me gusta más que comer.

-¿Cómo se preparó el personaje de Sito Miñanco?

-Me he informado por muchas vías, pero nos centramos en el guion para construirlo. Me documenté, hablé y pregunté durante meses. Fue una elaboración larga. Estuvimos en contacto con el autor de la novela.

-¿Qué imagen tenía del ‘narco’ Sito Miñanco?

-La verdad es que no tenía ninguna imagen en concreto. Yo soy de la zona y aquí hay muchas leyendas urbanas que no sabes realmente si son verdad. El libro te ubica en un espacio temporal y tú puedes sacar muchísimas conclusiones. Pero al final mi trabajo como actor es defender al personaje que me toque interpretar. Y yo estoy defendiendo a Sito a ultranza.

-¿Cómo vivió de joven aquella Galicia del narcotráfico?

-Yo oía cosas que se hablaban, leyendas urbanas. Al principio, el contrabando de tabaco era una cosa absolutamente aceptada. Tu padre te mandaba a comprar tabaco y no había ningún tipo de pudor, porque tampoco sabías lo que significaban las cosas. Tú normalizabas lo que era normal en tu entorno. Pero la situación ha cambiado mucho porque Galicia era entonces el salvaje oeste. Había mucha desinformación. Ahora sabemos lo que es la cocaína y las consecuencias que tiene, de la misma forma que sabemos que el tabaco mata. Esta es una de las virtudes de la serie: si conseguimos transmitir cuál era la información real, te das cuenta de que no había buenos ni malos en esta historia. Cada personaje de la serie tenía sus circunstancias y estaba condicionado por su origen y su educación. Ellos optaron por la opción que creían más oportuna. Eso está muy bien reflejado en la serie.

-¿En su personaje también?

-Yo defiendo a Sito Miñanco porque siempre me pregunto qué habría hecho yo en la situación de mis personajes. Y casi siempre me pongo del lado de los personajes, si eres honesto y no los prejuzgas. Esto no es el Mateo de Velvet, sino algo mucho más heavy. Y cuando defiendo a mi personaje, no quiere decir que justifique el comportamiento de una persona real como Miñanco. Tengo que medir mucho las palabras para que no se me malinterprete. Nunca juzgo al personaje, pero me agarro a las cosas positivas que tuvo para ayudar a su comunidad sin esperar nada a cambio. Si en una zona muy deprimida hay unas personas que ayudan a la comunidad sin nada a cambio y socialmente no se piensa que se está haciendo nada grave, no son considerados delincuentes.

-¿Se llevó su personaje a dormir? Al actor que interpretó a Escobar le ha costado desintoxicarse…

-Aquí han ocurrido cosas por el estilo. No jugamos a hacer, sino que hacemos. Y eso es otra Liga. Todos nos mojamos mucho para que fuese muy de verdad. Creo que es una serie que marcará un antes y un después, no solo como historia, sino como ficción española.

-¿No le dieron ganas de contactar con Miñanco para inspirarse mejor?

-Sí, claro que sí. El gusanillo me entró.