Como muchos actores, la interpretación fue para Félix Gómez (Sevilla, 1977) el método para contrarrestar su timidez. "El teatro fue mi segundo útero, con él volví a nacer", reconoce el actor que vivió el boom de la fama con solo 22 años, cuando fichó por 'Al salir de clase'. A la serie de adolescentes siguieron trabajos como 'Amar es para siempre', 'Herederos', '14 de abril. La República', 'Carlos, Rey Emperador' e incluso 'Masterchef celebrity 4', donde llegó a la final. Ahora está en la serie de TVE-1 y DLO Producciones 'La caza. Tramuntana', donde interpreta al malhumorado sargento Selva. Su próximo destino será Antena 3 con la comedia 'Señor, dame paciencia'.

Le ha tocado el personaje de la serie con el que más cuesta empatizar, por su mala leche.

Fue lo que más me gustó de él, que sea un personaje muy peculiar, malhumorado, malcarado, cínico... No es el típico andaluz simpático, sino todo lo contrario, y no es un perfil que me suelan dar, y eso fue una de las cosas que más me atrajo. Era la línea que querían Agustín [Martínez, el creador de la serie] y los dos directores, y por lo que veo en Twitter e Instagram, parece que lo hemos conseguido.

¿Qué le dicen en las redes del sargento Selva?

Estoy recibiendo muchas frases bonitas de la gente en las redes sociales, pero siempre acaban con la coletilla: ¡Pero qué mal me cae! Es un personaje que empieza absolutamente fuera del caso, que va un poco a regañadientes, que acaba de llegar de Madrid y se ha puesto a trabajar sin parar realmente agotado, lo cual demuestra que, a pesar de todo, es un gran profesional.

Selva, tan metódico, es todo lo contrario que la protagonista, Sara Campos (Megan Montaner), más caótica e intuitiva.

Sí, él es más de escuela. Cuando hablaba con los directores les decía: este tío tiene que ser muy buen investigador, porque le permiten hacer cosas que a otros no, como fumar en el cuartel o tener los papeles tan desordenados. Vemos desde el principio que es un tío metódico porque quiere analizar todos los papeles y todos los vídeos. Son las pinceladas que le damos también para que el espectador entienda que no estamos delante de un capullo, sino de un profesional que tiene sus propias maneras. Tanto Sara como Selva son bastante peculiares y se salen de los estándares que podríamos entender como de investigadores. Aunque tengo bastantes amigos guardias civiles que me dicen que los agentes investigadores son un poco así, tienen ese punto de locura, con lo que debe de ser más normal de lo que nos pensamos...

¿Recurrió a los profesionales para darle vida?

La Guardia Civil ya cooperó con la serie durante la primera temporada. Todo el entrenamiento lo hicimos con ellos en Madrid, estaban para cualquier duda que les planteáramos y el enlace que teníamos con la Guardia Civil estaba en el rodaje de muchas secuencias. Además, en las escenas de asaltos, en las que entrábamos en propiedades, grababan con nosotros, y nos pasábamos dos o tres días enteros con ellos. Aparte yo, con la obsesión que tengo con el crossfit, me encuentro con policías, bomberos, guardias civiles... Así que normalmente ya estoy bastante rodeado de los cuerpos nacionales.

El rodaje de 'La caza. Tramuntana' se complicó por la pandemia. Tuvieron que parar y retomarlo luego.

Fue tan extraño... Creo que fue el último rodaje en parar en España porque estábamos en Mallorca y parecía que allí no pasaba nada, hasta que de repente se decretó el confinamiento general y a la hora de la comida nos dijeron que nos íbamos a Madrid.

¿Está de acuerdo con el productor, que afirma que el parón de tres meses por el coronavirus sirvió para mejorar la serie?

Ahora estamos acostumbrados a rodar con los nuevos protocolos, pero entonces era muy difícil, estaba todo por crear. Así que se reestructuró la serie para que no hubiera muchos personajes en la misma escena y delimitar los contactos al máximo, y Agustín [Martínez, el creador] le dio una vuelta de tuerca que la hizo mejorar. Esta versión, con la dos líneas temporales, exige más al espectador. No es una serie para verla haciendo la cena o poniendo la mesa, hay que estar delante del televisor para pillarlo todo. A mí eso me gusta, porque el espectador actual está ya muy maduro, ya que estamos acostumbrados a ver mucha televisión.

¿Cree que la ficción española está en su mejor momento?

No sé si es su mejor momento, pero está claro que estamos en un gran momento, con las series españolas reconocidas internacionalmente. La caza ha sido un éxito fuera y hay proyectos para hacerla en otros países. Esperamos que esta cresta de la ola dure mucho y la podamos disfrutar no solo los profesionales, sino también los espectadores. Yo ahora mismo estoy enganchado a 'Borgen' y me planteaba: ¿Tenemos la madurez política, democrática, artística, para hacer un 'Moncloa' con el nivel de los daneses? Para mí sería lo más poder hacerlo.

En España no son tan habituales como en otros países las series sobre política.

Y encima, con el clima que tenemos ahora, que está todo tan crispado... Algo que tendrían que recuperar los políticos es la capacidad de diálogo, la facultad empática de escuchar al que tienes enfrente para rebatir desde el debate. A mí antes me flipaba la política y ahora no la soporto, me aburre, porque se ha convertido en algo crispado, donde mienten sin descaro. Me gustaría una política más tranquila, que no sea como de los hinchas de un equipo de fútbol, donde no hay autocrítica ni eres capaz de valorar algo que está haciendo bien la persona que tienes enfrente.

Es muy crítico con la clase política. Y eso que le interesaba y llegó a estudiar Derecho...

Estudiaba Derecho y Arte Dramático a la vez porque mis padres no querían que fuera actor. Llegué a un pacto con ellos: estudiaba la carrera que ellos querían y que a mí me gustaba y, mientras aprobara, podía estudiar en el Instituto del Teatro de Sevilla. Llegué a tercero pero no la acabé, porque empecé a currar y, con 21 años, no tenía vida.

Muchos actores de su generación tuvieron que sortear todas esas reticencias de sus padres a la hora de dedicarse a la interpretación.

Ahora, en nuestro país, tu hijo te dice que quiere ser actor y por fin se ve como una profesión, como algo serio, como un trabajo de verdad aunque, evidentemente, lo pasas mal y las oportunidades no son muchas. Cuando les dije a mis padres que quería ser actor se echaron las manos a la cabeza, y más teniendo mi familia una empresa y donde lo lógico es que yo siguiera los pasos de mi padre. En su momento tuve muchas peleas con ellos por esto, pero ahora entiendo su miedo. También me sirvió para esforzarme más, porque tenía que esforzarme el doble para conseguirlo.

También le sirvió para vencer la timidez.

Yo descubrí el arte dramático en COU. Era un buen estudiante, pero no destacaba especialmente por mis notas y tenía un problema de timidez. Si podía agachar la cabeza y que nadie me viera, mejor. Mi profesor de Latín pensó que ya era hora de que rompiera mi coraza y me propuso entrar en el grupo de teatro.

Y le cambió la vida.

Al principio lo quería matar, pero fue uno de los mejores regalos de mi vida, porque descubrí una vocación. Volví a nacer, por eso digo que el teatro y el escenario han sido mi segundo útero. Y ya no había marcha atrás: profesionalmente me podría dedicar a cualquier cosa para ganar dinero, pero siempre tendría que estar metido en un grupo 'amateur' de teatro.

Entonces, con 22 años, entró en 'Al salir de clase', cantera para toda una generación de actores.

Fue una oportunidad brutal. Cuando entré en 'Al salir de clase' justo acababa de salir de la escuela de arte dramático, pero la serie ya era un boom. Yo ya sabía que entraba en algo que, si me lo curraba, me iba a ayudar en mi carrera. Entré de pareja de la actriz Cristina Castaño en una trama de verano y, como nuestros personajes gustaron, nos quedamos hasta el final, unos dos años y pico. Nada más salir de la universidad, que me cogieran en una serie que era como el 'Élite' de ahora fue lo más.

¿Le costó asumir de repente ese éxito, siendo tan joven?

Tengo suerte de haber tenido una familia maravillosa y a mis agentes, que me anclaron mucho a tierra. En todo momento me dijeron que tuviera cuidado, que el éxito podía ser temporal, que era una curva que sube y baja. Así que no me explotó la cabeza, aunque un poco de soberbia seguro que tuve. Con 22 años y ganando esa pasta, seguro que alguna bofetada me merecía, pero en general mantuve bastante bien los pies en la tierra.

Era la época en que los adolescentes forraban las carpetas con las caras de los actores de 'Al salir de clase'.

¡Era muy loco! Ahora están Instagram y las redes sociales, pero entonces tu cara estaba en la cara de las revistas, en los kioscos. Recuerdo una anécdota maravillosa con Iker Casillas: nos encontramos en un evento y se acercó para decirme: ¡Tú eres Jero [su personaje en 'Al salir de clase']! Que un deportista de ese nivel estuviera flipando con tu curro era alucinante.

Su compañero en 'La caza. Tramuntana', Alain Hernández, dice que es usted un perfeccionista, algo que ya intuimos por su dedicación en 'Masterchef celebrity', donde llegó al duelo final con Tamara Falcó, que al final fue la ganadora. ¿Lo corrobora?

No creo mucho en los horóscopos pero soy Virgo, y dicen que somos metódicos y analíticos, algo que me va como anillo al dedo porque soy un poco obsesivo con eso, sobre todo en el trabajo. Mi padre decía que las cosas se hacen bien o no se hacen, y eso lo tengo un poco marcado a fuego. Además, mi profesión me flipa mucho y no me cuesta estar horas currando. Tengo una edad en la que Selva era un bombón. En la carrera de un actor, estos personajes aparecen de vez en cuando y lo he cogido con muchas ganas. Alain, Megan [Montaner] y todo el equipo que ya venía de la primera temporada me han recibido con los brazos abiertos y me ha resultado muy fácil integrarme.

¿Si hay una tercera temporada de 'La caza' podría estar Selva en ella?

Yo estaría encantado de formar parte del escuadrón. Pero es un personaje que entraba en la segunda temporada y, en principio, no tiene recorrido.

De momento, ya está rodando otra serie, 'Señor, dame paciencia', una comedia para Antena 3 en la que comparte cartel con Jordi Sánchez, Silvia Abril y Norma Ruiz. ¿Cómo es Carlos, su personaje?

Es un cambio radical pasar de Selva a Carlos, porque es un personaje muy loco. Para crearlo, me he inspirado en el papel de Jack Lemmon en 'El apartamento' y en el Ross Geller de 'Friends'. Venir de la intensidad de Selva para soltarme a lo loco con Carlos es una gozada.