Desde el 2018, Fiona Shaw (Cork, Irlanda, 1958) se ha convertido en estrella imponente de la televisión, sobre todo gracias a su papel en 'Killing Eve': Carolyn Martens, esa jefa de la sección rusa del MI6 que nunca parece decir lo que realmente piensa y siente, sino algo con escasa relación. En una entrevista con 'The Guardian', Shaw etiquetó esta forma de actuar como "anti-interpretación": "Se trata de no decir lo que pretendes, algo nuevo para mí. Hay un montón de cosas pasando por la cabeza de Carolyn, pero ella dice otra cosa".

Sus frases entre lapidarias y absurdas, así como algunas miradas matadoras, han convertido a Carolyn en un icono tan significativo como las heroínas de la serie, la asesina Villanelle (Jodie Comer) y la agente de inteligencia Eve Polastri (Sandra Oh). Cuando se estrene la tercera temporada (en España, el lunes, día 13, en HBO), muchos estarán ansiosos por el primer modelito o el primer falso puchero de Villanelle, pero también por la primera réplica desconcertante de Martens.

El año pasado, a la vez que era nominada a mejor actriz secundaria de drama por 'Killing Eve', Shaw recibió una nominación a mejor actriz invitada de comedia por 'Fleabag', otra serie con el rastro autoral de Phoebe Waller-Bridge: Shaw era aquella terapeuta sin gran sentido del humor. Otro personaje rígido hasta lo hilarante, como Martens (quien por otro lado puede ser un peligro si se emborracha en Moscú). "He disfrutado mucho interpretando a alguien tan educado", dijo la actriz en 'The ringer'. "Ha sido genial. Alguien tan poderoso y tan… quieto. Ha sido maravilloso retratar esa quietud suya".

Animal de teatro

Ahora somos muchos, más que nunca, los que la reconoceríamos por la calle, pero Shaw es una estrella por otros motivos desde hace una eternidad. En Reino Unido se la conoce, sobre todo, por su trabajo teatral en grandes tragedias y óperas, como actriz y como directora. Waller-Bridge supo que iba a ser la Martens perfecta porque la había visto bordar al personaje titular de 'Medea' a principios de siglo; no nos pregunten cuál es la relación entre ambos personajes.

Por otro lado, los niños de varias generaciones se asustan al reconocerla por la calle. Al tiempo que hacía de Medea, se estrenó en la saga 'Harry Potter' como Petunia Dursley, la severa tía de Harry, cuyo desprecio por su sobrino y por la magia no la hacían precisamente el personaje más querido. Ese mismo año, el 2001, Shaw aceptó una orden honorífica del Imperio Británico. De esta clase de personaje venerable (pero todavía con mucho por hacer) estamos hablando.

Pero antes, niños de otra generación la reconocían en la calle por un papel algo distinto, el de la profesora británica que se enamoraba de Tom Selleck en 'Tres hombres y un bebé'. Antes, Shaw había sentado cátedra en el cine como la Dra. Eileen Cole de 'Mi pie izquierdo', encargada del tratamiento rehabilitador de Christy Brown, el pintor y escritor con parálisis cerebral que encarnaba Daniel Day-Lewis.

A Shaw pudimos verla, además, en películas como 'Cuidado con la familia Blue', la 'Jane Eyre' de Zeffirelli, la 'Anna Karenina' de Bernard Rose, 'Contracorriente', 'Los Vengadores' (la versión fílmica de la serie de espionaje británica de los 60), 'La dalia negra', 'El árbol de la vida'… Y no la vimos, pero la escuchamos, en 'Miss Sinclair': era quien narraba esta historia del renacer sexual de una maestra (Julianne Moore) como si estuviera leyendo de una novela de Jane Austen. Dan ganas de revisar todas estas películas solo por ella.