Se explica en las revistas de industria que el proyecto Heridas abiertas desató una disputa sanguinaria entre Netflix y HBO. Había motivo. O motivos. ¿Por dónde empezar? De entrada, la nueva serie de (finalmente) HBO se basa en una novela, la primera y quizá menos leída, de Gillian Flynn, autora del best-seller Perdida, cuya adaptación al cine escribió ella misma.

Su protagonista (además de productora) dista de ser una desconocida, sino una actriz de peso en Hollywood a la que, misteriosamente, podría llegar antes el Emmy que el Oscar: la enorme Amy Adams. La showrunner es Marti Noxon, veterana guionista/productora de Buffy, cazavampiros y cocreadora de UnREAL. El canadiense Jean Marc-Vallée dirige todos los episodios, como hizo en una pequeña serie llamada Big little lies. (Por supuesto, el pequeña es ironía).

Así se explican los arañazos entre plataformas y el hype casi salvaje alrededor de Heridas abiertas, probable fenómeno que HBO estrenó ayer en España.

¿Qué puede salir mal con semejante lista de talentos? Prácticamente nada, si nos atenemos a los primeros comentarios de los críticos estadounidenses.

Los más nerviosos por el estreno han podido descubrir o redescubrir (está editada en España) la novela de Flynn, por lo que se dice adaptada fielmente. Por eso podemos asegurar que Heridas abiertas será un efectivo misterio de asesinato pero también, o sobre todo, un gran estudio de personaje.

Gillian Flynn concibió su primera novela como respuesta al exceso de hombres difíciles en la ficción de comienzos de siglo. ¿Dónde estaban las mujeres complicadas? Y no, todas las infinitas hijas de Bridget Jones no cuentan como eso: complicadas de verdad, heridas de verdad, queremos decir.

EXPERIENCIA PROPIA / Flynn canalizó sus propias oscuridades (y su experiencia como periodista) para crear a Camille Preaker (en la serie, Adams), reportera de éxito moderado en el cuarto periódico más leído de Chicago, enviada de vuelta a su ciudad natal para explorar un caso de potencial asesino en serie: una niña fue estrangulada y, ahora, otra ha desaparecido.

Preaker duda sobre volver a Wind Gap, Misuri, porque significará volver a ver a su familia: su adinerada y turbulenta madre (Patricia Clarkson), su pasivo padrastro (Henry Czerny) y una medio hermana (Eliza Scanlen) con doble vida. Recuperar el contacto con su madre significa reabrir la herida de una pérdida: la de su hermana Marian, fallecida a los 13 años de una enfermedad terminal.

Como en Big little lies y antes su gran película Alma salvaje, Vallée entrelaza presente y pasado en un magma emocional que promete cortar la respiración. Heridas abiertas merece ser vista solo por descubrir al asesino, sino también, o sobre todo, por el confort que surge de saber que no somos los únicos marcados con cicatrices literales o simbólicas.

HBO está pugnando duramente por liderar la ficción. televisiva. Recientemente ha anunciado la adaPtación de la pequeña pantalla de Watchmen.