-¿Conocía usted la novela de Ildefonso Falcones ‘La catedral del mar’ antes de rodar la serie?

-Sí, me encantó. Es un libro muy ameno y muy agradecido de leer. Si encima te lo lees con la cosa de que vas a ser el protagonista, pues mucho mejor.

-¿Cómo ha afrontado este gran reto de interpretar el personaje de Arnau?

-Con muchas ganas y con la mayor calma posible. Ellos llevaban mucho tiempo de proceso, pero yo entré en el proyecto en el último momento, cuando me seleccionaron. No tuve mucho tiempo para prepararme y, además, nunca he sido un levantador de piedra (ríe).

-¿Le pesa mucho la responsabilidad, entonces?

-Bueno, esta serie es muy coral, aunque yo estoy metido en casi todo. Intenté tomármelo con tranquilidad, porque he tenido experiencias en situaciones similares y he sufrido mucho estrés por exceso de responsabilidad. Esta vez me propuse relajarme. Aquí, en la tele, los procesos son como son. Cuando la rodé venía del teatro, de montar Alejandro Magno, y esos procesos de preparación y de ensayos no existen en la tele. En este medio no se prepara nada en realidad. No hay tiempo: solo sueles tener un mes desde que sabes que lo vas a hacer hasta que comienzas a grabar. No hay más que lanzarse y divertirse.

-¿No es arriesgado asumir este papel protagonista después del fracaso de ‘Alatriste’?

-Sí, yo soy un valiente. Es cierto que Alatriste me dejó mal sabor de boca, pero volvería a hacerlo de cabeza sabiendo el fracaso que ha sido. Como experiencia fue la leche, y no la cambio por nada. Además, llegué a esta serie curtido por lo que pasó con Alatriste.

-¿Qué cree que falló en aquella ficción de Tele 5?

-No quiero remover el tema.

-¿Lo de interpretar a personajes literarios tan conocidos como Alatriste o Arnau supone una dificultad añadida?

-Siempre. Porque nunca va a llover a gusto de todos. Es el riesgo de hacer algo tan concreto que está en el imaginario de tanta gente. Siempre va a haber decepciones y gente que se lo imaginaba de otra manera o encarnado por otro actor. Pero prefiero no pensarlo, porque me agobiaría todavía más. Y no quiero agobiarme.

-En principio iba a ser su hermano el que hiciera de Arnau. ¿Cómo lleva el hecho de sustituir a Yon González?

-Bueno, al final todo queda en casa. Mi madre está feliz.

-¿No hay pique entre los dos hermanos?

-No, qué va.

-¿Siguen ustedes dos viviendo juntos?

-Yo tengo ya mi casa y me he independizado.

-¿Qué problemas tiene dar vida a un personaje como el que interpreta, Arnau?

-Los de todos. Llenar de carne y emoción toda esa literatura que escribió Ildefonso Falcones es el mayor reto.

-Hay muchas mujeres en la vida de su personaje…

-Sí. Luego no es muy promiscuo, pero sí que pasa por varias relaciones de diferentes tipos. La pasión de Aledis; María viene más impuesta, aunque también la quiere, y Eleonor, que sí es una esposa impuesta. Y, al final, acaba como Woody Allen: enamorándose de su hijastra.

-¿Qué es lo que más le gustó de la novela?

-Que es una historia de personas, de conflictos emocionales y personales. No es tanto histórica como de relaciones y conflictos morales y de poder.

-¿Ha hablado con Falcones, el autor de la novela?

-Nos conocimos en la rueda de prensa de presentación. Yo estoy abierto a tener conversaciones, aunque él lo dejó todo claro en la novela.

-¿Qué tal su experiencia en la serie ‘Velvet’?

-Divertida. Aparecí en una temporada de Antena 3 que estaba un poco más teñida de drama y yo aporté un poco la parte cómica. Lo grabé en 13 días. Y repetí en Velvet Collection, ya en Movistar+.