Las chicas del cable han cambiado de década, pero su amistad continúa a prueba de bombas. Netflix ha estrenado la cuarta temporada de la serie, ahora ambientada en 1931 y en la que las protagonistas tendrán que mantenerse unidas para sacar a Carlota (Ana Fernández) de la cárcel. Dos de sus actrices, Maggie Civantos (que interpreta a Ángeles) y Nadia de Santiago (Marga), hablan de la evolución de sus personajes y de cómó refleja la ficción la lucha por los derechos de la mujer.

A Marga se le plantea una época de cambios. A nivel personal, tras separarse de su marido, y a nivel profesional, ya que pasa a trabajar como contable en la compañía de telefonía.

Nadia de Santiago (N.S.): Sí, asciende en la empresa y pasa a ser una contable rodeada de hombres. Y entra un nuevo personaje, el del jefe con una mirada más abierta de todo. Y a nivel personal también es una época diferente y complicada.

En la anterior temporada, Marga fue la que aportó el tono cómico a la serie, con los enredos entre su marido y su hermano gemelo.

N.S.: Nuestra trama es la más costumbrista y fresquita y da oxígeno al 'thriller' y el drama de la serie. Pero Marga no para de madurar y de crecer y se le va quitando esa cosa de comedia que tenía al principio, también por las cosas a las que se tiene que enfrentar.

Ángeles también tiene un nuevo proyecto profesional: montar una escuela, aunque tenga intereses ocultos detrás.

Maggie Civantos (M.C.): Ángeles sí que cree en ese proyecto, lo que luego lo utiliza como una herramienta. Mi personaje ya vivió su gran evolución anteriormente, y ahora sigue esa nueva Ángeles, aunque más determinantemente decidida a prescindir de muchas cosas y yo creo que, en el fondo, movida por el miedo que tiene al futuro.

¿Por qué ese miedo al futuro?

M.C.: Porque es muy consciente de lo difícil que es el mundo para las mujeres, y ella tiene una hija. Nunca se habla de esto en la serie, pero para mí, el motor que siempre la ha movido es que está asustada por el futuro de su hija. En esta temporada, además, en algún momento se pierde emocionalmente, pero luego se reencontrará.

Ángela parecía que se había liberado de los hombres, pero la pasada temporada estuvo coaccionada tanto por Guzmán como por Cuevas. ¿Sigue el inspector muy presente en su vida?

M.C.: En el final de la anterior temporada Ángeles se llevó un gran palo y ahora se reencuentra con Cuevas desde un lugar más maduro y honesto. El inspector regresa a su vida, pero ella no se lo va a poner nada fácil...

¿No creen que la serie muestra a una España muy idílica?

M.C.: Hay muchas cosas que no se muestran en la serie porque si no, tendría un tono muy distinto. Pero aun así, la serie toca muchos temas. Es verdad que no se profundiza, pero es que hay muchos personajes y tramas abiertas. El tono de la serie no es histórico, la época ya se ve en la estética, pero los temas son mucho más cercanos a los actuales. Por ejemplo, Carlota entra en política y no se lo ponen fácil precisamente por ser mujer, entre otras cosas.

Aspira a ser alcaldesa de una gran ciudad como Madrid, como lo han sido Manuela Carmena en la capital o Ada Colau en Barcelona últimamente.

M.C.: Y esas son historias de actualidad, y muchas otras cosas que están pasando hoy en día y, desgraciadamente, el tratamiento de esos temas en la serie no está nada alejado de lo que ocurre ahora. Creo que eso también es clave en el éxito de Las chicas del cable. Así que da mucha tristeza ver que tampoco hemos evolucionado tanto. Hay que seguir luchando.

'Las chicas del cable' es una serie protagonizada por mujeres, como 'Vis a vis' y' La otra mirada', que tienen también una mirada feminista. ¿Consideran que son necesarias producciones así para que quede constancia de lo que queda por conseguir en igualdad de género?

N.S.: A través de la cultura apoya mucho el momento que estamos viviendo hoy en día, y también lo refuerza.

M.C.: Son necesarias, pero hay que quitarle la etiqueta de serie de mujeres. No creo que sea positivo hablar así. Es necesario que se hagan series donde a las mujeres se les dé su espacio para contar cosas porque, desgraciadamente, antes no lo tenían. Sin embargo, ahora se cuentan historias muy interesantes a partir de la mirada de mujeres que, además, están empoderadas. En el caso de Las chicas del cable, está reflejando una sociedad y un tipo de mujer que luchó por los derechos sin importarle lo que dijeran. De esas mujeres hay muchas, y yo he conocido a alguna chica del cable.

¿Y qué le dijo?

M.C.: Hablé con ella por teléfono. Era una mujer de un pueblo y me explicó que tuvo que dejar su trabajo, que le encantaba, porque se casaba. Y no hace tanto de eso! Cuántas mujeres han tenido que renunciar a su puesto de trabajo por ejercer de madres y de esposas!

N.S.: Y luego todo lo contrario. Cuántas mujeres, a raíz de la telefonía, consiguieron puestos de trabajo y fue una oportunidad para ellas! Yo me reuní con una, que era de los años 70, y para ella fue una oportunidad de liberación, de poder salir, de ser independiente, de ir creando su espacio en la sociedad...

La serie ha mostrado la lucha feminista, pero en la última temporada dejó un mensaje claro: el fin no justifica los medios.

M.C.: Por supuesto, es verdad que acabó de una forma muy explosiva. Fue tremendo y, efectivamente, se hablaba de los anarquistas desde la desesperación política. Pero es cierto que en este caso tampoco se habla demasiado, sino que simplemente lo plantearon. Es lo que decíamos antes, que hay temas muy interesantes en la serie que, desgraciadamente, no han tenido tiempo para desarrollarse más. Es una época tan rica que tiene tantas cosas de las que podríamos estar hablando...

N.S.: Yo creo que ese equilibrio es lo que la acerca al espectador. La serie te da un poco de contexto político, pero después también se centra en relaciones que podemos tener todos porque somos humanos y curramos con sentimientos. Y luego está la situación de la mujer, que se puede comparar con lo que estamos viviendo hoy. Es un equilibrio perfecto para que funcione porque si no, sería otra serie.

M.C.: Y el fin, por supuesto, no justifica los medios, pero algo bonito que me quedaría de ese capítulo que cerró la tercera temporada es que también hay gente que hace cosas. El fin no justifica los medios, pero hay que encontrar una manera de expresarse y de cambiar las cosas haciendo algo. Al final, solamente nos quejamos en las tertulias familiares pero, sin embargo, no nos unimos para cambiar cosas a mayor escala, y sí que se puede.

N.S.: A mí hay una frase que me gusta mucho y que habla de todo eso: "O aceptas o actúas".