La disciplina de Ona Carbonell ha llevado a la medallista olímpica y capitana del equipo español de natación sincronizada a triunfar en Masterchef celebrity 3 en un duelo final en el que derrotó a Paz Vega con un menú muy vanguardista. Las «mil horas al día» que se preparó con los hermanos Roca han dado sus frutos. «Aquí hay un nivel técnico apabullante», le dijo Jordi Cruz.

-Se la jugó en el duelo final con un menú con técnicas vanguardistas.

-Sí, saqué toda la artillería. No tenía nada que perder. El jurado siempre me decía que era muy prudente y debía arriesgar, y me dije: «Vamos a hacer todas las técnicas del mundo».

-Quién diría que ganaría, teniendo en cuenta que dice que no sabía ni freír un huevo y le daba miedo incluso hervir el agua.

-¡Mis padres no lo entendían cuando me veían en la final! Antes me daba miedo todo en la cocina y nunca hacía nada. Tampoco tenía tiempo. Hasta que, como en el deporte, me puse a tope.

-Es el segundo año que un deportista gana ‘Masterchef celebrity’, tras Saúl Craviotto la pasada temporada. ¿Es la disciplina deportiva?

-Los valores que transmite el deporte y con los que vas aprendiendo en tu carrera de deportista nos ayudaron tanto a Saúl como a mí. A nosotras, nuestra entrenadora nos dice unas 300 veces al día que no es suficiente, que hay que hacerlo mejor, así que creo que esto también me ha ayudado a ir encajando todas las cosas que tenía que mejorar e ir aprendiendo todo lo rápido que podía.

-O sea, que su entrenadora es más dura que los jueces de Masterchef.

-Yo creo que sí (ríe).

-La disciplina de la natación sincronizada le ha ayudado en ‘Masterchef’, pero ¿el concurso culinario también le ayudará a partir de ahora en su deporte?

-Por supuesto. Masterchef me ayudará mucho en mi carrera porque creo que todos los retos en la vida te preparan para superar otros en la faceta que sea. Y más estando delante de retos fuera de tu zona de confort y en un ámbito que no es el tuyo. Todos los momentos que hemos pasado en el concurso me han hecho más fuerte como persona, no solo como deportista. Y he aprendido muchísimo de mis compañeros: lo mejor que me ha pasado en el programa es haber estado con ellos. ¡Hasta he aprendido interpretación con Santiago [Segura] y Paz [Vega], que me hacían exámenes!.

-¿Cree que la audiencia recordará esta edición por los piques entre los concursantes, sobre todo entre Antonia Dell’Atte y Carmen Lomana?

-No, creo que al revés, hubo buena relación. Incluso todos, menos tres que no pudieron venir, vimos juntos la final, ya que estaba grabada.

-¿Dónde vieron la final?

-En casa de Macarena [Rey, la productora ejecutiva], con mis compañeros, mi pareja, la de Boris, Alaska… Fue superemocionante porque lo habíamos vivido, pero no habíamos visto el programa.

-Antonia Dell’Atte también la atacó en la final: la acusó de no darle la gelatina y la tachó de ambiciosa.

-Es que es normal, la prueba de Eneko Atxa fue durísima. Son momentos de impotencia y en los que no tienes las cosas bajo control.

-¿Se considera usted ambiciosa?

-Claro, la ambición es algo bueno. Mi primer objetivo era no salir la primera, y luego, cuando veía que me iba quedando, mis objetivos iban cambiando, hasta llegar a la final.

-Tiene un gran autocontrol. Nunca entró al trapo en las críticas del jurado ni con las puyas de los rivales.

-Me lo dice siempre Santiago Segura. Es que estoy acostumbrada a entrenar muchas horas y bajo mucha presión, buscando la excelencia, intentando dar siempre más porque nunca es suficiente. Lo más maravilloso que te enseña el deporte es el trabajo en equipo y que uno solo no hace nada. Y en Masterchef he intentado entenderlo de esa manera.

-¿La próxima meta son los JJOO de Tokio?

-Antes tengo el Mundial de Corea del 2019.