Miki Núñez voló ayer a Tel Aviv (Israel), donde, el sábado, 18 de mayo, representará a TVE en el Festival de Eurovisión, con la canción La venda. Pero pocas horas antes de partir, el cantante catalán fue despedido con una charanga que recorrió las calles de Madrid. En declaraciones previas a su viaje, Miki reconoció estar un poco «nervioso», y apuntó que intentará sorprender con la puesta en escena, una escenografía que definió como «grande, con color y non-stop».

El cantante confesó que espera «escuchar muchas veces «12 points para España», y que se tatuará «una venda» si se convierte en el ganador.

Respecto a la tensa situación en Israel, Miki afirmó: «Vamos a hacer música y lo demás da igual». Ana María Bordas, jefa de la delegación española en Eurovisión, apuntó al respecto que no han variado su forma de trabajar, a pesar de los conflictos en los que está envuelto el país. «Estamos trabajando igual que cualquier otro año. Hay que preservar el carácter no político de este evento, que es musical. Toda la comunidad eurovisiva está en esta vía», explicó.

El cantante también se refirió al subidón que ha tenido en las casas de apuestas estos últimos días, un hecho al que prefiere restarle importancia. «No sé si soy el dark horse, pero me gustaría serlo. No me importaría quedar el último siempre que pueda volver con la cabeza alta y que los meses de trabajo queden representados sobre el escenario», explicó. Respecto al resto, reconoció que las canciones de Suecia (Too late for love) e Italia (Soldi) se encuentran entre sus favoritas.

Miki comentó que los meses previos han sido «muy intensos pero muy bonitos, porque cantar es lo que más me gusta». De su gira promocional por Europa destacó que había hecho «muchos amigos».

Además, Miki confesó que «lo único que me preocuparía es que estos meses de curro incansable no se vieran reflejados en el escenario. Lo único que quiero es volver con la cabeza bien alta muchas veces». Miki aseguró que «no llevaré amuletos, de eso se encarga mi abuela».

Miki Núñez fue elegido por los espectadores de RTVE para representar a España en la 64ª edición del Festival de Eurovisión. Nacido en 1996 (Tarrasa, España), estudió música desde niño, ya que sus padres insistieron para que adquiriera los fundamentos musicales y pudiera tocar instrumentos como la guitarra y el piano. Esa formación musical, que compatibilizaba con los estudios universitarios, fue vital en su paso por OT 2018, en el que quedó en sexto lugar.