Manolo Caro (No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, La vida inmoral de la pareja ideal) ha dirigido La casa de las flores, serie de humor negro de Netflix. En la trama, en la que Paco León encarna a una abogado trasngénero, una adinerada matriarca intenta mantener la imagen de perfección familiar después de que la amante de su marido aireara los trapos sucios del clan.

-¿Por qué eligió a Paco León para el papel de María José?

-Porque está hecho a su medida. Es el actor que más se aproxima a lo que buscaba y tuve la fortuna de que me dijo que sí. Además, es un actor que también es director, que es lo más complejo que te puede pasar como director: sabes que él ve todo con los ojos de tu misma profesión. Si no se hace con respeto, con empatía y cariño, puede ser una catástrofe y, en este caso, lo hemos llevado muy bien.

-¿Y cómo ha sido trabajar con Verónica Castro?

-Un regalo que me ha dado mi profesión. Si me lo hubieran dicho de niño, nunca me lo hubiera imaginado, ya que crecí viendo sus telenovelas (Los ricos también lloran) y lo más grande a lo que se puede aspirar en esta profesión es tener contacto un día con Verónica Castro, porque es el icono más grande que ha nacido en la tele mexicana. Siempre agradeceré que aceptara, con esa preocupación de saber que se tenía que adaptar a los tiempos modernos.

-¿Le costó habituarse?

-La primera vez que leyó uno de los guiones de La casa de las flores quería echarse atrás. Le insistí en que reflexionara y siguiera con nosotros. Más tarde, me dijo: «Es cierto. Es el momento de reinventar mi carrera». Es una mujer tan inteligente que sabía que hacer un proyecto con Netflix, rodeada de actores de otras escuelas y generaciones, era un regalo que tenía que hacer y que también nos ha hecho a todo el equipo.

-Su trayectoria está marcada por el liderazgo femenino. ¿Qué aportan las mujeres a ‘La casa de las flores’?

-Crecí rodeado de mujeres y, en la serie, ellas dan todo un cúmulo de claroscuros: locura, tranquilidad, sensatez… Cuando trabajo con grandes actrices y cierro un proyecto, ya estoy pensando en otros que podría llevar a cabo, con una actriz semejante o con otra con la que ya colaboré. A lo mejor, pronto profundizaré en el mundo masculino, pero ahora me encuentro bien en este estilo.

-¿Qué quiere transmitir al utilizar el mismo nombre para los dos espacios principales de la serie, ‘La casa de las flores’?

-Una floristería y un cabaret que se llamen La casa de las flores podrían existir. Son lugares que tienen mucha luz y oscuridad al mismo tiempo, y son divertidos y complejos. Tenía muchas ganas de hacer la analogía con la familia, que aparentemente es perfecta, pero en ella hay muchas imperfecciones, muchas cosas que salen de control. Pero la perfección tiene que ver con el amor, con estar con la gente que uno ama y en la imperfección es realmente donde se encuentra lo perfecto.

-¿Cómo definiría la serie?

-Diversa.

-¿Cuál es la diferencia de trabajar para Netflix?

-La difusión y la libertad que tenemos los creadores, porque sabemos que, en este universo tan grande, con estos estrenos tan masivos, podemos encontrar un público. No tenemos el temor de pensar que no va a funcionar o de que lo van a etiquetar de una forma concreta. Por ejemplo, Dark, una serie alemana que si no hubiera sido por Netflix seguramente no hubiera llegado nunca a mi televisor.