Ocho pasos de largo y cinco de ancho. Es la dimensión de la celda que recrea el espacio en el que lleva encerrado 16 años Pablo Ibar, el hispano-estadounidense que se encuentra en el corredor de la muerte condenado por un triple asesinato cometido en 1994, en la serie protagonizada por Miguel Ángel Silvestre cuyo rodaje acaba de finalizar Movistar+. Basada en un libro de Nacho Carretero, también autor de Fariña, En el corredor de la muerte, que se estrena en septiembre, pretende dar visibilidad a un caso sobre el que se han planteado muchas dudas y que continúa abierto: el próximo 15 de mayo, la justicia de EEUU decidirá si Ibar es condenado a cadena perpetua o a pena de muerte.

«Para hacer esta serie, para mí era muy importante creer en la inocencia de Pablo, algo que ha ido creciendo a medida que he conocido más el caso», afirma Silvestre sobre un rodaje en el que se ha volcado de lleno, reproduciendo las 24 horas del día el acento cubano del reo. «He vivido momentos fantásticos de trabajo en equipo pero, de repente, entraba en un conflicto cuando me planteaba que estábamos contando la historia de una persona que se está jugando la vida ahora mismo», reflexiona el actor, que reconoce que este va a ser un personaje que le va a marcar. «Cada vez que sale una noticia de Pablo me llega un e-mail y mi madre me llama y me dice: ‘¿Lo has visto?’ Así que el 15 de mayo lo voy a vivir muy de cerca», adelanta.

CONOCER A PABLO

Silvestre en cambio no ha podido entrar en contacto con Ibar. «Quería conocerle, pero mientras rodábamos estaba en el proceso de juicio y solo puede hablar con su abogado, ni siquiera con su familia. Y ellos ya han tenido bastante con esta pesadilla, así que pensé que había suficiente material en internet para conocerle a él y su energía», añade. Sí habló con Joaquín José Martínez, el único español (y europeo) que ha conseguido salir del corredor de la muerte. «Como yo, confía en que Pablo salga, aunque aún haya que esperar un poco», afirma, esperanzado. El hispano-estadounidense asesoró al equipo de la serie para recrear, por ejemplo, la celda en la que se encuentra Ibar y aspectos del día a día en el corredor de la muerte.

Dividida en cuatro capítulos, la serie abarca la historia de Ibar desde 1994, cuando se cometieron los crímenes, hasta la actualidad, con la complejidad añadida de que aún no hay sentencia firme. «Era algo que me resultaba muy atractivo: trabajar pegado a la actualidad es algo que no tienes la oportunidad de hacer muchas veces, aunque tengas mucha responsabilidad a la hora de contarlo», destaca Ramón Campos, productor ejecutivo de Bambú (Velvet, Las chicas del cable), que insiste en que «no se ha ficcionado nada» y que todo lo que explican está basado en la realidad. Una realidad que, según el periodista Nacho Carretero, deja en evidencia «las irregularidades y grietas» que ha habido en este caso «y que se deben dar a conocer». Diego Sotelo, cocreador y guionista, no cree que la serie sea una crítica hacia el sistema judicial estadounidense, «sino más bien una reflexión sobre el papel de la justicia y si se puede condenar a alguien sin las pruebas suficientes».

FIDELIDAD

De hecho, Carlos Marques-Marcet, su director (galardonado en el Festival de Málaga por Los días que vendrán), apunta que es una reflexión que también se podría hacer aquí. «Estamos intentando ser fieles a lo que pasa en EEUU, pero no creo que podamos echarles la culpa a ellos sin mirar un poco qué es lo que estamos haciendo también nosotros aquí», señala. La serie se ha rodado en distintas localizaciones de Madrid y Panamá, país en el que han recreado las escenas que se ambientan en Miami.