Tel Aviv acoge hoy la final del Festival de Eurovisión más abierta de los últimos años. Las casas de apuestas, tozudas, mantienen al holandés Duncan Laurence como principal favorito a la victoria, pero lo cierto es que hay otros países que cuentan, como Australia, Suecia, Suiza y Rusia. Todos, con propuestas muy diferentes; la balada del holandés, la ópera pop de la australiana Kate Miller-Heidke, el coro góspel del sueco John Lundvik, el pop del suizo Luca Hänni y el mediotiempo del ruso Sergey Lazarev.

España, representada por el triunfito Miki Núñez, no cuenta para los apostantes, que la sitúan en la mitad de la tabla. Habrá que esperar para verlo: actuará en el último lugar de los 26 participantes, después de la australiana, que presenta la puesta en escena más espectacular de la gala; tres intérpretes cantando en la estratosfera y con la Tierra a sus pies. El voto del público y el de los jurados profesionales decidirá al sucesor de Netta Barzilai en el palmarés del concurso, que llega a su 64ª edición. La modelo Nieves Álvarez es la portavoz del jurado español.l

Los anfitriones israelís han tirado la casa por la ventana. Quieren mostrar al mundo una imagen fuerte frente a los que han pretendido boicotear, por cuestiones políticas, la celebración del festival en este país. Por eso en la final de hoy veremos actuar a Madonna como invitada estelar. Será después de todas las actuaciones, durante el periodo que se otorga a los telespectadores para que voten. El caché de la estrella americana lo ha pagado íntegramente de su bolsillo el filántropo canadiense Sylvan Adams, afincado en Israel desde el 2015: 1,12 millones de euros. Madonna solo cantará dos canciones; el mítico Like a prayer, para conmemorar el 30º aniversario de su publicación, y Future, su nuevo sencillo, que presentará en exclusiva mundial. La artista actuará junto al rapero Quavo, 25 bailarines y 40 coristas. El contrato se cerró a última hora porque Madonna reclamaba el caché más derechos de imagen, y hubo que aclarar quién pagaba el plus. Adams se hizo cargo. En el entretiempo de la final también veremos actuar a la ganadora del año pasado, Netta Barzilai; a la de 1998, la también israelí Dana International, así como a los vencedores del 2014, la austriaca Conchita Wurst; del 2015, el sueco Mans Zelmerlöw; y a la subcampeona del 2018, la chipriota Eleni Foureira. Se estima que el programa tendrá una audiencia de 180 millones de telespectadores.

LA PROGRAMACIÓN / Uno de los problemas que ha tenido que sortear Israel para organizar el show es el sabbat, el descanso semanal obligatorio de los judíos, que va del atardecer del viernes al del sábado. Como los ensayos se celebraron anoche y continuarán hoy por la mañana, el Gobierno ha tenido que expedir permisos de trabajo especiales para no entorpecer el desarrollo del festival. Ha habido más obstáculos: el pasado domingo, varios manifestantes intentaron boicotear el acto oficial de inauguración del show en el centro de la ciudad, y el martes, la emisión on line de la primera semifinal a través de la web de la televisión israelí fue pirateada para introducir imágenes virtuales de un bombardeo sobre Tel Aviv.

TVE-1 retransmitirá en directo el certamen, a partir de las nueve de la noche, con la locución de Julia Varela y Tony Aguilar. El canal público también ha preparado un programa especial desde la ciudad israelí, que emitirá desde las 19.30 horas a través de su página web y que ha titulado Fantasía en Tel Aviv.

El espacio incluirá entrevistas entre bastidores con Miki y otros participantes de la gran final.

Radio 5 empezará una hora más tarde, y hasta las dos de la madrugada, con la retransmisión de Inmaculada Palomares desde Madrid y Daniel Galindo desde Tel Aviv.