Frank Cuesta regresa a DMAX con Wild Frank: Toros, un nuevo espacio en el que el animalista pone el foco sobre el animal símbolo de nuestro país y que se sitúa en el centro de uno de los asuntos que más controversia generan: tradición, negocio, arte, muerte, bravura, tortura, belleza, crueldad…

-A la hora de grabar, ¿Cuál ha sido el problema más complicado?

-Lo que más me preocupaba era cómo estructurar todo esto y cómo llegar a la conclusión de hacer un programa sobre toros. Realmente, la productora y yo teníamos el proyecto muy bien diseñado en nuestras cabezas y era darle un repaso al mundo del toro con la gente que sabe. La intención era verlo sin filtros.

-¿Cuántos capítulos tiene ‘Wild Frank: Toros’?

-Hemos hecho 4 episodios: 3 son sobre el mundo de las corridas de toros y el cuarto es sobre los festejos populares como, por ejemplo, el toro de Coria.

-¿Cuánto tiempo han tardado en sacar adelante el formato?

-3 años es el tiempo que llevo con la ganas de hacerlo, empezando a investigar, indigar, etc… Desde que DMAX dijo el ‘sí’ hasta que lo hemos grabado, ha pasado un año.

-Debe ser muy complicado que un antitaurino se adentre en el mundo del toro, ¿no?

-No. El mundo del toro es muy raro y tradicional porque, desde el punto de vista de no gustarnos una corrida de toros, nos parece una gente sanguinaria y que aplaude el sufrimiento de un animal, pero luego ves que es un mundo en el cual no hay peleas, no hay movidas… Tiene su parte de lo que quieras llamarles, pero tiene una parte muy civilizada en el que el abogado puede sentarse con un fontanero o el Rey con un electricista. Es parte de nuestra cultura, aunque no nos guste. Es algo que si estás en contra, debes luchar para que se termine. Lo ha bonito ha sido que me han dejado entrar en sus casas.

-¿Han tenido que ‘limar’ sus carácter cuando han estado con ellos?

-No he cambiado nada. Era decirles «estoy en contra, pero quiero hablar de esto. ¿Me lo vas a enseñar o no?». He de decir que hemos recibido varios ‘no’ por parte de toreros y gente relacionada, pero todo el mundo nos ha recibido. He empezado diciéndoles que asesinan toros, y nadie me ha pegado. Para ellos es muy diferente. Es jorobado meterte en ese mundo porque entiendes y aprendes cosas de las que estabas equivocado, admitiendo el error.

-¿Qué han aprendido?

-He aprendido que hay muchas mentiras y leyendas falsas dentro del mundo de los toros y que los anti-taurinos hablamos muchas veces de boquilla. La verdad y la realidad es que el toro se le mete en el plaza y se le mata en directo, pero muchas veces se inventan cosas para hacer ver que es mucho peor y no es cierto. Un ejemplo es que a los toros se les pone aceite en los ojos. Hay los mismos controles. He visto toros que no han sacado porque tenían una pequeña cosa en un ojo.

-¿Qué es lo que más os ha sorprendido de las personas con las que han tratado en estas entregas?

-Lo que más me ha sorprendido es que es una gente con muchísima educación, tanto familiar como académica. Pensaba que eran una panda de analfabetos. Todos los ganaderos con los que he hablado son veterinarios o biólogos, y la gente que tiene alrededor es gente ecologista y ha estudiado.

-Dijeron en la rueda de prensa que esta reestructuración podría durar 10 años.

-Se tendría que hacer un plan, pero es que se necesitan 10 años para empezar a mover todo. Es un negocio muy grande en el que muchas personas viven de ello. ¿Qué haces con los toros? ¿Vas a hacer campos temáticos? Es igual que cuando entramos en Europa. A lo mejor las decisiones drásticas funcionan, pero es un plan a la larga y con expertos.

-¿Cómo ejecutarías el plan?

-No lo sé. Sería ejecutado por gente que entienda del mundo del toro. Un animalista no puede acabar con los toros. Puede protestar para erradicar los espectáculos, pero el plan para cambiar todo eso y que no sea un desastre, a nivel ecónomico y ecológico, tiene que ser con ganaderos y expertos en la materia.