El centro penitenciario de Zuera (Zaragoza) tiene una amplia valla perimetral que tiene la función de evitar fugas como la producida por Benito Ortiz Perea. Incluso tiene pinchos en la zona más elevada. Da la casualidad de que la puerta por la que saltó este preso es de una altura muy inferior al de este perímetro de seguridad. Esta puerta se encontraba cerrada, después de que la ambulancia accediera y estuviera a la espera de pasar a otro patio. El sistema de seguridad establece que una puerta no se abre hasta que la anterior no se cierra.

Fuentes de Instituciones Penitenciarias reconocen que, momentos antes de ser ingresado en Urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza, Ortiz Perea se quejaba de un fuerte dolor en la zona del estómago. Fue en un momento, según estas mismas fuentes, en el que no había ningún médico y el estado de salud del fugitivo fue observado por una enfermera. Ella fue la que decidió su traslado al centro hospitalario, añaden. De los 8 sanitarios que debía tener el centro, en la actualidad trabajan la mitad.

La Guardia Civil mantiene abiertas varias vías de investigación que van desde que pudo planificarse con tiempo hasta que fuera cuestión de suerte. Dentro del primer supuesto, se baraja la idea de que las salidas que había hecho anteriormente para ser juzgado por el asalto a la armería, así como durante la operación a la que se sometió el pasado viernes, pudo haberle servido para ello. En el otro caso, Ortiz Perea no debía andar lejos, ya que no pudo haber tenido la oportunidad de llamar a ningún familiar o amigo.

En el interior de la ambulancia en la que iba Benito Ortiz Perea tan solo iba el conductor de la misma, puesto que no era medicalizada, sino de transporte programado. El protocolo establece que ningún agente armado puede ir junto a un preso por cuestiones de seguridad. Este hombre de 61 años pudo quitarse las esposas, una destreza que tienen muchos delincuentes habituales, según fuentes policiales. No iba engrilletado a la camilla por su seguridad en caso de que hubiera un accidente. La negligencia fue que la puerta no estaba cerrada con llave.

Benito Ortiz Perea recibió el alta médica horas antes de que fuera trasladado a la cárcel de la que se escapó. El protocolo establece que en el mismo momento en el que un sanitario firma dicho informe se comunica a Instituciones Penitenciarias el resultado y se pone en marcha un dispositivo de custodia del preso. No existen horarios establecidos, una circunstancia que los funcionarios de prisiones critican porque por la noche es cuando hay menos personal. Se eligió una ambulancia porque había sido operado recientemente.

El protocolo de seguridad de custodia de presos durante traslados al exterior de la cárcel difiere siempre del tipo de preso. Cuando no son peligrosos no están clasificados en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) y, por lo tanto, son dos agentes de la Benemérita los que participan en dichas escoltas. En caso contrario el número de miembros aumenta a tres. Aunque la Guardia Civil califica a Benito Ortiz Perea de violento y peligroso, este no aparecía en ninguna comunicación como ello.