La presencia española en Irak ha costado la vida a 10 militares y a un guardia civil. Previamente, en la guerra habían muerto los periodistas Manuel Couso y Julio Anguita Parrado. Las primeras muertes tras la ocupación norteamericana fueron las del capitán Manuel Martín-Oar, en el atentado contra la ONU en Bagdad, y la del agregado de seguridad de la embajada española y miembro del CNI José Antonio Bernal, también militar.

El 29 de noviembre del 2003, una emboscada en Latifiya, cerca de Bagdad, acabó con la vida de los siete agentes que se encargaban de la inteligencia de seguridad del contingente militar español. Poco después fallecía un soldado al disparársele el arma y el 21 de enero pasado resultaba herido de muerte el guardia civil Gonzalo Pérez García.

La aventura española en Irak se inició con la llegada, el 10 de abril del 2003, del buque Galicia al puerto de Um Qasar. Los militares prestaron apoyo sanitario a la población y a los prisioneros iraquís apresados por los norteamericanos y concentrados entre alambradas en el desierto.La misión fue sustituida por el control de las provincias de Al Qasidiya y Nayaf. España aportó una brigada compuesta por 1.300 españoles y 1.000 centroamericanos. El despliegue se realizó entre el 13 de julio y el 12 de agosto. La transferencia del mando norteamericano al general español Alfredo Cardona se produjo en los primeros días de septiembre. Desde entonces, las tropas han efectuado 18.799 misiones de seguridad y ayuda. La coalición sólo ha gastado 2,2 millones de dólares en ayuda civil en esas provincias.