Es capaz de saber al instante la capa de nieve que hay en la vía, de Guadalajara a Calatayud. O el punto kilométrico exacto de un incendio en cualquier túnel. No es ciencia-ficción. Es el centro de regulación y control (CRC) de la línea de alta velocidad Madrid-Lérida, el cerebro del AVE instalado en la vieja estación de Delicias de Zaragoza.

El CRC lleva cien días al frente del gobierno de la línea ferroviaria más moderna de Europa, por la que los trenes ya han recorrido un millón de kilómetros con una puntualidad superior al 98%. Un total de 540.119 pasajeros han utilizado el nuevo servicio, en el que la seguridad es la nota predominante. De ellos, 202.043 se han subido a un AVE o Altaria en la línea entre Madrid y Zaragoza --en los dos sentidos--, lo que supone un incremento del 41% con relación al mismo período del año pasado. Este servicio es, con diferencia, el que más clientes ha atraído de todo el corredor entre Madrid-Lérida.

Una inversión informática de 17,2 millones de euros --casi 3.000 millones de las antiguas pesetas--permite ver cualquier tipo de incidencia en el tren y en la línea y gestionar el tráfico en los 444 kilómetros que separan las estaciones de Atocha y de LéridaEn el centro todo funciona por fibra óptica y todo es redundante. Para que no haya ni un solo fallo. Cinco personas controlan al mismo tiempo todo lo relacionado con la línea desde sus respectivos puestos. Las 24 horas del días, los 365 días al año porque la línea del AVE no duerme, no para. De 00.00 horas a 5.00 horas se desarrollan labores de mantenimiento y de 5.00 a 7.00 horas las maquinas exploradoras revisan de punta a punta el trazado. Sólo entonces empieza el tráfico comercial, que se alarga hasta medianoche.

La sala del CRC está presidida por una gigantesca pantalla cinemascope para conocer, de un simple vistazo, la situación de los trenes. No se ven, pero se sabe dónde están e incluso cómo se mueven. En la pantalla son una línea roja que se desplazan por el gigantesco esquema del trazado, de color verde o amarillo en función de si los tramos está libres --verde-- o bloqueados por la cercanía de un convoy --amarillo--.

REPARTO DE FUNCIONES Esta misma información aparece en las pantallas de ordenador de los técnicos. Desde cualquier puesto se puede controlar el AVE, aunque cada uno tiene función asignada. Los dos más cercanos a la pantalla están al cargo de la circulación y se reparten el trabajo: uno supervisa el tramo entre Madrid y Zaragoza y el otro, el que separa la capital aragonesa del intercambiado de ancho de Lérida.

El operador de comunicaciones gestiona la red de telefonía GSM-R, exclusiva para el ferrocarril de última generación y capaz de transmitir voz y datos. Todo fluye por fibra óptica y, en caso de rotura, se reconduce la información por otro cable. El usuario, el ferroviario, ni se entera de la incidencia.

El cuarto puesto es el de energía, desde el que se tiene bajo control las nueve subestaciones que alimentan al AVE.

50.000 OPCIONES POR MINUTO Los técnicos del CRC deben gobernar ahora el corredor, pero en unos meses la máquina será capaz de llevar todo de forma automática y de pensar 50.000 opciones por minuto para dar una solución instantánea a cualquier situación que se pueda originar. Sólo tendrán que supervisar.

La empresa de telecomunicaciones Indra ha diseñado el sofisticado sistema informático Da Vinci, ideado por el GIF, la sociedad estatal del AVE, para integrar todos los sistema de control y facilitar así el trabajo del CRC. Entre las aplicaciones está la de calcular la hora de llegada de todos los trenes en circulación y las diferencias con el horario oficial. La función queda reflejada en la pantalla, en la que se puede pinchar cualquier tren para saber su velocidad, el punto kilométrico y el hito identificable más cercano. En un futuro, sólo hará falta llevar el cursor al convoy para hablar con su maquinista, aunque ahora hay que descolgar el teléfono.

El sistema lo permite casi todo. Al mismo tiempo que supervisa la línea, se pueden realizar proyecciones para predecir conflictos, diseñar itinerarios --enrutamiento-- y planes de explotación con datos reales y hasta facturar a Renfe el canon de la línea. Con los kilómetros exactos. Nada se escapa a los ojos del CRC.