"Nací en una familia pequeño-burguesa e ilustrada. No fui buen estudiante pero sí buen amigo. De mi hermano Miguel heredé el ansia de escribir y de Manuel la de cantar. De mi padre, los silencios, y de mi madre la desconfianza hacia el ser humano. Escribí versos, me reí con mis amigos; el franquismo me puso la cara seria. Un día me puse a cantar, pero nunca me lo tomé muy en serio. Ahora sólo me produce intranquilidad el fax. Lo demás, a mi edad, ya casi lo tengo todo controlado, menos la vida, naturalmente".