Más de un asistente a la convención autonómica que celebró el pasado domingo el PP aragonés y que contó como invitado con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro se percató de la frialdad con la que este y el consejero José Luis Saz se saludaron. Era el colofón a largos meses de desencuentros y reuniones para tratar de ajustar el déficit de una comunidad que hasta ayer había presumido de cumplidora y que a partir de ahora entra en el grupo de las que tienen problemas con sus cuentas.

El abatimiento en el Ejecutivo autonómico fue generalizado, empezando por la presidenta, Luisa Fernanda Rudi son conscientes de que, más allá del desfase, perfectamente asumible y hasta cierto punto lógico, la gran apuesta política del Gobierno de Aragón se ha desmoronado. Fuentes próximas a Saz indican que incluso ha pensado en dimitir ante los datos. "Mis reflexiones internas me las guardo", indicó en un encuentro informal quien ha sido uno de los consejeros más transparentes del Ejecutivo y que se ve ahora en una situación debilitada. El golpe ha sido duro porque se ha gastado más y se ha ingresado menos. Algo que ha sorprendido en Madrid que, sin embargo, se ha mostrado inflexible en la aplicación de criterios que perjudican a Aragón. Algo que también causa malestar en el Ejecutivo de una comunidad donde la prestación de servicios es más cara y que ha mostrado absoluta lealtad a Moncloa.

Las diferencias de criterio en la aplicación de la contabilidad que determina el déficit no oculta el desencanto del Pignatelli, que tampoco evidencia su resquemor con el ministerio. A Aragón no se le concedió una relajación del déficit y ahora tiene dos problemas: no podrá reeditar este año el Plan Impulso al que ha fiado la recuperación económica y de empleo y un hecho más grave todavía: tiene que presentar en un mes un plan de ajuste que --si no hay novedades-- obligará a recortar 250 millones de más en un presupuesto ya de por sí muy ajustado para cumplir con el tope de déficit del 2014, cifrado en el 1%. La evidencia es clara: es casi imposible recortar sobre él, y la dificultad para hacerlo es mayúscula cuando además ni Rudi ni su socio quiere aplicar más cargas sobre los ciudadanos.