Nacido en Zaragoza el 28 de mayo de 1958, este abogado penalista, experto en derecho penitenciario, era profesor asociado de la Universidad de Zaragoza antes de ser elegido alcalde de la capital aragonesa en el 2015. Ejercía como letrado con despacho profesional propio e integrado dentro del grupo Senda.

-Hace cuatro años afrontaba sus primeras elecciones intentando entrar al ayuntamiento y ahora defiende seguir en la Alcaldía. ¿Son distintas las sensaciones?

-No me acuerdo mucho del 2015, pero han sido cuatro años de una experiencia muy intensa y también muy rica, porque hemos abierto el ayuntamiento a la gente. Los presupuestos participativos serían el ejemplo más claro de cómo impulsar la democracia participativa en un país que ha estado bajo el criterio de un bipartidismo que gobernaba de espaldas a la gente, le ha sentado muy mal a partidos que han pensado que perdían protagonismo y veían que se ponía en peligro lo que habían hecho, en muchas ocasiones, desde su sumisión a los poderes fácticos y a quienes controlaban la ciudad, en esas reuniones en buenos restaurantes en las que los chuletones y el buen vino daban lugar a reformas de planes urbanísticos o negocios suculentos.

-¿Santisteve y ZeC son hoy más profesionales de la política?

-No, ZeC ha aprendido mucho de lo que cuesta gestionar la pluralidad y diversidad de la gente que, por encima de su adscripción política, al participar de la vida pública. Ese ha sido el mayor reto en un Gobierno que, además, estaba en minoría y que debía adaptarse a mayor velocidad. No era fácil. Y ha habido fuerzas que no han entendido la importancia de crear ese espacio estratégico de unir a la izquierda. Es la explicación de por qué la dirección de Podemos decidió a última hora salirse.

-¿No han envejecido muy rápido los partidos nuevos del 2015?

-No somos un partido, somos una plataforma para la participación de la gente y a querer asimilarnos como un partido es a lo que ha jugado la oposición. Pero se han equivocado y la prueba es que llegamos con un empuje y unos ánimos intactos.

-¿Le pasará factura lo que ha pasado entre ZeC y Podemos?

-A Podemos sí, a nosotros, no creo. La factura será lo triste que es una vivencia de este tipo, que Pablo Iglesias esté aplaudiéndonos en los ayuntamientos del cambio y hablando de Zaragoza como una ciudad valiente y de buena gestión, pero que su dirección en Aragón se vaya de las confluencias es algo muy difícil de entender por la gente y por su propio electorado. Pero cada uno tiene que apechugar con las decisiones que toma. Hay mucha gente de Podemos que sigue estando en la confluencia.

-El último barómetro del CIS, sumando sus porcentajes, le convertían en la fuerza más votada. ¿Esta división pone en peligro una de las ciudades del cambio?

-Nos obliga a ser igual de ambiciosos que en el 2015, y a transmitir a la gente la importancia que tiene en estas elecciones votar a ZeC, porque es el único freno que puede garantizar que se impida a la derecha ganar en este ayuntamiento, la derecha de PP con Vox y Cs puesto de perfil, como en Andalucía, o la de Cs con el PSOE de Lambán.

-¿Y a quién teme más Santisteve, a Pilar Alegría o a la derecha?

-No temo a nadie, tengo que seguir haciendo lo que estos cuatro años, que es mantener el contacto con la gente y rendir cuentas. Hay que explicar por qué hay cosas que no hemos podido hacer y por qué sí otras que igual no estaban en el programa. Este no es un documento que airear en la campaña y luego meter en el cajón.

-¿El suyo es un proyecto de continuidad o hay cambios?

-Es de continuidad en lo estratégico. ¿Qué hay de nuevo después de conocer el ayuntamiento? Pues la importancia que tiene, por ejemplo, que determinados servicios puedan ser gestionados de forma directa, como crear una empresa comercializadora de energía o para la movilidad.

-¿La remunicipalización es hoy una palabra tabú para ZeC?

-Es una palabra que está muy manipulada desde el punto de vista ideológico. Hablar de gestión directa de los servicios públicos es mucho más apropiado. ¿Siempre es mejor la gestión directa? Pues igual en todo no, pero en aquello que tiene que ver con bienes básicos para la vida y la comunidad como la energía, la calidad alimentaria, el agua o la movilidad, por supuesto que sí.

-La contrata de la limpieza acaba en el 2020. ¿La municipalizaría?

-Lo que veo mal son las grandes contratas. Si se organizara la ciudad en cinco grandes distritos, desde un punto de vista de descentralización administrativa, y adscribirles una serie de servicios como los parques, la limpieza o el arreglo de baldosas, igual permitiría no hacer depender todo de grandes empresas con las que muchas veces estamos vendidos, y daría más juego a pequeñas y medianas empresas o agrupaciones de cooperativas. En otros servicios igual es mejor seguir como hasta ahora, como en la basura.

-La limpieza es, precisamente, lo que más preocupa ¿Su calle está sucia o tiene baldosas rotas?

-Pues sí, pero es que veníamos de una ciudad que durante diez años había estado abandonada. Ha habido 2.000 actuaciones en la vía pública, se han hecho el doble de rebajes de bordillos cada año cubriendo hasta un 93% de las aceras. Se gastaron un dineral en el adoquinado en el casco viejo y, una vez puesto, empezaron a pasar los camiones a arreglar las casas y a hacer nuevas, y se lo cargaron. Igual había que buscar otras soluciones técnicas.

-Insisto en la suciedad, ¿necesita un plan de choque urgente?

-Lo que necesita es más conciencia ciudadana también, más visión de que todos hacemos ciudad y mayor control de las contratas. Y pliegos que permitan actuaciones urgentes, porque muchas veces se debe a la rigidez de unos pliegos que ZeC no elaboró y las dificultades de poner más personal para la inspección.

-¿Ha podido ver cómo ha quedado el pabellón Príncipe Felipe?

-No. La sentencia no decía que hubiera que pintarlo. Y todos sabemos que todo se debió a que CHA nos pidió que respondiéramos a la solicitud de 15.000 personas. Sin ninguna malicia, nos encontramos con cómo lo usaron algunos partidos.

-¿Cree que la amenaza de la ultraderecha hará que las broncas de la izquierda se aminoren?

-Las broncas no son de la izquierda. Hemos venido a cambiar las formas de Gobierno y eso ha chocado con la concepción del bipartidismo de gestionar la institución como si fuera un corralito, un patrimonio partidista. Luchar contra eso es lo que ha hecho saltar chispas. Y ha generado que el PP juegue a crispar los plenos y a llevarse al PSOE hacia su terreno en temas donde era impensable verle, como Torre Village. Había algo oculto en la investidura.

-¿Tiene más esperanzas en Pilar Alegría para que esto cambie?

-Las cosas tienen que cambiar y la prueba de que el PSOE no ha hecho bien las cosas es que no repite ninguno de sus concejales. Pero el partido de Lambán en Aragón no es el mismo que el de Sánchez. Espero que haya cambios porque la debacle del bipartidismo se va viendo elección tras elección, y cada vez suman menos. El problema de decir las cosas claras lo tienen ellos.

-¿Dependerá de lo que pase en Madrid lo que suceda en las ciudades o las comunidades?

-Quiero pensar que no, pero por eso los ciudadanos tienen que pronunciarse de forma clara.

-También hay proyectos estratégicos como la línea 2 del tranvía. ¿Toca tomar decisiones?

-Se paralizó el estudio porque lo lógico era que hubiera un plan de movilidad antes. Ahora tiene muchos mas elementos de juicio para que salga bien.

-¿Se licitará en esta legislatura?

-Depende de la implicación que haya del Gobierno central en la financiación o de las ayudas de Europa, porque Zaragoza tiene capacidad para acudir a los bancos. Y a la DGA le pediríamos primero que cumpla con sus obligaciones con la primera línea. No se trata de pedir, sino de corresponsabilidad, colaboración y lealtad institucional, de que lo comprenda.

-¿Se ha suavizado la tensión con Javier Lambán en campaña?

-En campaña es muy complicado hablar. Nos dijo que o firmábamos el ICA o no nos daría ni pan ni sal. Por negarnos a someternos ha pasado lo que ha pasado. Pero, por contra, nuestra relación con el PSOE de la DPZ ha sido excelente. ¿Cómo se explica? ¿Es problema de las instituciones o de las personas?

-¿Cree que eso cambiará?

-Tiene que hacerlo, no queda otra. Es dar muy mal ejemplo, pero viene de atrás, de cuando un mismo partido dirigían dos instituciones y seguían a la greña.

-¿Acudirá a la inauguración de Torre Village si es alcalde?

-No entiendo que se adopten decisiones que han sido paralizadas por los tribunales y se diga que como la ley no me gusta que se cambie, o que me da igual lo que digan los tribunales. Esto, se le dice a un ciudadano de a pie y no se lo cree. La ley es igual para todos y está para cumplirla, todos.

-Casi todos los partidos están pidiendo la reforma integral de La Romareda. ¿Está de acuerdo, va a cambiar en algo su posición?

-Digo lo mismo que en estos cuatro años, que nos pongamos de acuerdo con el club, con las entidades financieras, con la Liga y otras administraciones. No vamos a regalar 30 millones, porque hay otras necesidades, ni 800.000 euros en una subvención para contratar jugadores. ¿Ha habido un intento serio de sentar a todas las partes o solo se trata de enfrentar al club contra el ayuntamiento para sacar rédito electoral? También se debería hablar del proyecto deportivo.

-¿Le preocupa el veto de Hacienda a captar más deuda?

-Se pretende computar la deuda del tranvía, que es un apunte contable, pero sería imposible quitarla. Están jugando a enfangar nuestra buena gestión. Hemos llevado el ayuntamiento como si fuera nuestra casa, pero le sabe muy mal a la derecha que gente inexperta y de a pie haya sacado de la ruina al ayuntamiento.

- ¿Le preocupa que entre la extrema derecha en el consistorio?

- La extrema derecha siempre ha estado dentro del PP y ahora está fuera, esa es la única diferencia. Esa bolsa de votos existía y ahora ven que pueden obtener más rédito jugando fuera o sacar más dinero de no se sabe dónde.

- ¿Puede tener traslado lo ocurrido el 28-A en el 26-M?

- La gente tiene que estar muy atenta a esos resultados, porque la derecha aquí sumaba y requiere que la izquierda ahora se movilice, dar un voto consciente.

-¿Teme que el PSOE tenga más tentación de sumar con Cs tras estos cuatro últimos años?.

-Tendrá que decidir Pilar Alegría qué PSOE quiere ser, el de Sánchez o el de Lambán. El problema es que ni conoce la ciudad, ni el ayuntamiento por dentro y tampoco ha hecho nada desde la DGA por frenar las actitudes del PSOE en este ayuntamiento votando con el PP y Cs temas claves. No hizo absolutamente nada, se puso de perfil. No voy a darle un cheque en blanco, primero tendrán que demostrar algo y a mí el PSOE municipal no me ha demostrado nada.

-¿Esta vez sí abriría la puerta a una coalición desde el principio?

-Claro, si hay políticas claras, responsables y de compromisos con la ciudad, iremos en esa línea.