Se acaba el paréntesis de cien días de cortesía para el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC), toca rendir cuentas de lo prometido y lo que finalmente ha podido realizar en esas decisiones inmediatas que prometió adoptar de inmediato, en cuanto llegara al poder, en este periodo de transición entre la cita con las urnas, la toma de posesión del cargo y la batalla encarnizada que le espera a partir de ahora en una preocupante minoría en el pleno.

Se garantizó el apoyo de PSOE y CHA para su investidura pero ahora empiezan debates serios, como las ordenanzas fiscales o la elaboración de un presupuesto. Y lo hace llegando igual de solo que entonces, sin un acuerdo de gobernabilidad ni de paz en la izquierda municipal, y con múltiples frentes abiertos. Y lo que es peor, con la oposición de uñas por polémicas sobre temas que se consideraban accesorios en campaña electoral.

Cambiar el nombre del pabellón Príncipe Felipe por el de José Luis Abós a sabiendas de que debía mantenerlo así hasta final de año por aquello de los patrocinios en el 25 aniversario del recinto municipal. Meterse en una reforma del Reglamento de Protocolo para que al final los concejales puedan ir o no, con o sin banda, a los actos religiosos como hasta ahora.

O estar a punto de llevar una bajada de sueldos al pleno aunque no hubiera consenso y sin apenas negociar con los grupos municipales. Son ejemplos de asuntos importantes en su programa electoral, pero que han elevado la tensión con el resto de partidos --y también han generado debate ciudadano-- quizá en exceso. Y estos son los mismos que ahora necesita para pactar una subida de impuestos o tasas y que en un mes buscará para aprobar un presupuesto.

Lo cierto es que han sido más cien días de conocer el terreno que de tomar decisiones. Quizá no era tan sencillo hacer cosas que se prometieron en campaña. O nadie esperaba que se les cayera el Ayuntamiento de Zaragoza, con lo que conlleva, encima.

LAS 'NOVATADAS'

Demasiada política de

gestos en poco tiempo

El mandato se inició el mismo día 13 de junio en el que Santisteve tomó el bastón de mando que había dejado el socialista Juan Alberto Belloch tras 12 años de alcalde. Y desde ese día se han ido produciendo momentos que le serán recordados durante los próximos cuatro años.

A nadie se le escapó que los concejales de ZeC salieran del salón de plenos tras tomar posesión de sus cargos con las bandas municipales en la cabeza u ondeándolas como si fueran una bufanda.

Ni que el propio Santisteve pidiera disculpas, que tampoco era algo demasiado visto en el consistorio. Tampoco que apareciera una mañana una bandera de Grecia luciendo en el balcón consistorial, junto a la altura de la Sala de Gobierno. Son detalles, políticas de gestos que les llaman, que no le hicieron demasiado fácil el inicio en una casa en la que muchos eran nuevos, y que es compleja.

Pero, ciñéndose a la gestión, una de las cosas que más puede llamar la atención es la escasísima comunicación que ha existido de ZeC con el PSOE o con CHA. Ni una sola reunión a tres bandas para explorar un posible acuerdo de gobernabilidad, cuando estos son imprescindibles para asuntos de calado en la ciudad.

Pero claro, si una de las primeras decisiones, nada más recibir el apoyo en la investidura, fue plantear una bajada de sueldos de los concejales, a la vez que se debatía reducir asesores, sus salarios y los ediles que pasarían a la dedicación parcial. Nadie esperaría que se juntaran al día siguiente, pero tampoco ahora. Pero ese pulso lo ganó Santisteve: ahora ya cobra un 25% menos. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona no puede decir lo mismo.

RELACIONES CON LA DGA

Se puede hablar de

todo menos de dinero

Pedro Santisteve logró reunirse con el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, el pasado 15 de julio y ambos declararon haber encontrado una buena sintonía en temas que les preocupan a ambos. Dos meses después de aquel primer encuentro, han puesto en marcha el trabajo que afecta a temas educativos y de servicios sociales pero sigue estancada la bilateral económica entre ambas administraciones. Y es que con el Pignatelli se ha podido hablar de todo menos de dinero. El concejal de Economía, Fernando Rivarés, ni siquiera se ha reunido con el consejero de Hacienda, Fernando Gimeno (su predecesor en el Gobierno municipal), y sigue sobre el tapete las deudas pendientes entre ambos (56 millones según el edil) o la financiación de las competencias impropias y la Ley de Capitalidad. Las relaciones entre ambas instituciones, pese a las declaraciones de buena voluntad, no avanzan.

FINANZAS MUNICIPALES

Un amago de auditoría

y los ‘pufos’ heredados

En lo económico Zaragoza tiene un problema y gordo para el 2016. Uno de los pasos que sí ha dado ZeC en estos primeros cien días de Gobierno ha sido el de presentar una auditoría que no es todo lo ciudadana que se prometió en campaña pero que ha desvelado una "deuda oculta" --así la denominó Rivarés-- de casi 110 millones de euros. Al menos no se le puede negar transparencia. Más de 55 millones de euros que no están en las cuentas de impagos de años anteriores y partidas infradotadas, y el resto en sentencias condenatorias para este año y el que viene. Ya se ha pedido ayuda al fondo estatal Impulso para hacer frente a ellas.

Ahora hay que obtener más ingresos, en unas ordenanzas fiscales que supondrán subidas del 7% de media para los inmuebles más baratos y lograr un acuerdo para gravar más a las grandes empresas comerciales y un presupuesto que tendrá 20 millones en gastos añadidos. Pero lo poco o mucho que se ha anunciado, antes no se sabía. Esos pufos heredados a los que añadir otros, como los 2,1 millones que el PSOE ordenó pagar a AUZSA por los 153 despidos que acarreó la nueva contrata del autobús.

EL PAGO DE LA DEUDA

Plantarle cara a los

bancos no es tan fácil

Otro de los asuntos pendientes es el pulso a los bancos que Santisteve prometió en su toma de posesión. Disparó las alarmas cuando planteó lo inmoral que es pagarles, al interés que ellos prestan el dinero y con necesidades sociales urgentes que cubrir. Pronto lo de no pagar cayó de su discurso y las reuniones que ya ha tenido con algunas de ellas no hacen vislumbrar una renegociación temprana de esa deuda. Ni siquiera lo que se debe en Zaragoza Alta Velocidad, que secalifica de usura, pero fiada por completo a que el Ministerio lidere el éxito de ese objetivo.

URGENCIA SOCIAL

El Plan de Emergencia,

la asignatura pendiente

El Plan de Emergencia Social era la bandera del programa electoral. Las cifras son realmente alarmantes, las propias y las de otras entidades sociales. Pero cien días después de tomar posesión se sigue esperando con ansia su presentación, su hoja de ruta para luchar contra la exclusión. Se trabaja desde el área que dirige Luisa Broto pero no va a dar tiempo de cumplir la promesa de anunciarlo antes de cien días. Los dos millones de euros más que se han inyectado en la partida de las ayudas urgentes eran un buen augurio, pero ese plan es la clave de cómo revertir la situación para los más desfavorecidos.

Por contra, los avances han sido más notables en la lucha contra los desahucios. ZeC ha logrado crear un equipo de trabajo estable, junto a los jueces y el Gobierno aragonés. Y se espera una mayor implicación de los bancos, porque hay que poner 5.000 viviendas al servicio de la causa.

LOS ASUNTOS SOCIALES

La extra, LaRomareda

y el rescate de contratas

Algunas decisiones destacadas en el programa electoral ya se han adoptado en estos primeros cien días. Una de ellas, la paralización de la cesión de La Romareda al Real Zaragoza por 75 años; otra el compromiso de abonar la extra del 2012 a los funcionarios este mismo año y otra ponerse a trabajar en el estudio de la remunicipalización de las contratas municipales. También se ha puesto en marcha la revisión del plan de movilidad, con su licitación y aprovechando el estudio de la línea 2 del tranvía para abrir a los zaragozanos el debate sobre trazados y oportunidades de mejora en el diseño urbano.

También se ha metido de lleno en esa alianza municipalista de la que hablaba en su investidura y ha reaccionado con rapidez a problemas imprevistos como su predisposición y organización para acoger a refugiados sirios en Zaragoza.