Los partidos con implantación en Aragón aguardan expectantes el anuncio que hará mañana el Gobierno sobre un más que posible adelanto electoral. A pesar de que este era algo más que esperado, la precipitación de los acontecimientos les ha cogido en parte desprevenidos. A partir de ahora analizarán estrategias para una campaña, la de las elecciones generales, que puede influir en mayor o menor medida en la cita que sí tiene fecha fija, la de las autonómicas y municipales, el 26 de mayo.

El PSOE aragonés no quiere ni oír hablar de que coincidan en un superdomingo, como ha dicho reiteradamente el presidente del Ejecutivo, Javier Lambán. En su análisis, rebatido también por otros socialistas, hay que defender la gestión propia de la comunidad, que considera que le suma frente al debate polarizado en clave nacional, mediatizado por la cuestión catalana. La dirección socialista en Aragón piensa que un debate en clave estatal contrarrestaría la gestión propia y el debate sobre el modelo autonómico. Quiere debatir en positivo y no apelar al discurso de la amenaza que supone la bautizada como triple derecha.

En cambio, al PP aragonés le da igual la fecha con tal de que se convoquen elecciones. «Llevamos pidiéndolas desde el primer día que entró Sánchez, no tendría ningún sentido que ahora nos pareciera mal. El único error es que haya tardado tanto», indica un dirigente destacado de los populares. Ambos partidos tienen infraestructura como para organizar en menos de un mes campañas. Aunque ninguno de los dos tiene configuradas sus candidaturas a las generales, lo resolverían rápido. Y tienen la suficiente capacidad económica -o al menos mayor que el resto- para organizar dos campañas que tienen un elevado coste organizativo y pecuniario.

Eso sí, la conveniencia de celebrar dos campañas consecutivas genera algunas, como resaltan también fuentes de ambos partidos. Si las generales son finalmente el 28 de abril, la campaña coincidiría con vacaciones de Semana Santa, lo que entre procesiones y primeras escapadas a la playa podría desmovilizar a un electorado que aún está en su mayor parte indeciso. La desmovilización es el mayor fantasma para la izquierda, y uno de los retos a los que se enfrenta si quiere sumar para gobernar, ante una derecha que a pesar de estar fragmentada, está más movilizada. Este dato no pasa desapercibido en ambas formaciones. Además, un superdomingo ahorraría dinero, a pesar de que colocar cinco urnas (al Congreso, el Senado, ayuntamientos, Cortes y Parlamento Europeo) genera alguna complejidad técnica que, por otra parte, es salvable.

Otro problema al que se enfrentan los partidos si se celebran dos elecciones en menos de un mes es, en clave interna, el grado de movilización de sus militantes y organizadores de campaña. Y eso lo tienen en cuenta en las sedes nacionales. Si se celebran todas en un mismo día, se suman esfuerzos en una sola dirección. En cambio, no se moviliza con el mismo ímpetu para unas generales si solo 15 días después hay una cita en la que los responsables autonómicos se lo juegan todo.

La cita de las generales también llega en un momento aún indefinido para las confluencias de izquierdas. Podemos no quería en ningún caso que hubiera adelanto electoral, en un momento de desgaste interno, con varias crisis abiertas y en pleno debate para integrarse con Izquierda Unida. Si bien en las instituciones locales no se han podido avenir con el PSOE, la relación en Madrid sí ha permitido, al menos, una tímida alianza en el Congreso.

Ciudadanos, como le ocurre al PP, está preparado para celebrar dos elecciones en menos de un mes, y tampoco les supone ningún problema la fecha. Más dificultades genera a los partidos aragonesistas dos convocatorias. El PAR espera al viernes para tomar una posición y sus órganos decidirán si revalidan la coalición con el PP o toman otra decisión. En ningún caso, como le ocurre a CHA, son partidarios de un superdomingo porque apenas tendrían espacio en un debate electoral muy polarizado en clave estatal. Ambos tienen menos recursos económicos para celebrar dos campañas, pero saben que tienen que estar en las generales si se adelantan. Lo contrario les apartaría del tablero a pocos días de unas autonómicas. Eso puede propiciar que CHA participe en las generales, algo que no hizo en el 2015, si bien marcarán su posición política cuando se reúnan sus órganos, la próxima semana.