No hay salvavidas para la térmica de Andorra. Endesa va a activar el proceso para cerrar la central de carbón el 30 de junio del 2020, la misma fecha de defunción que la compañía contemplaba en sus planes de negocio e inversión de los últimos años. Aunque se trata de la crónica de una muerte anunciada, la novedad es que finalmente se disipa cualquier esperanza de continuidad de una actividad de la que dependen de manera directa unos 600 trabajadores del sector minero-eléctrico de Teruel. La filial española del grupo italiano Enel presentará en breve ante el Ministerio para la Transición Ecológica la solicitud para hacer efectiva esa clausura, al igual que hará con la central de Compostilla (León), donde el final podría anticiparse al 1 de enero del 2019.

El anuncio fue adelantado ayer por el diario digital El Confidencial, lo que desató todo una polvareda de declaraciones, especulaciones y desmentidos que quedaron despejados en la reunión que a mediodía mantenían -con carácter de urgencia- la empresa y el comité de la térmica turolense. En el encuentro, los directivos de Endesa certificaron a los sindicatos que no cabe ya ninguna posibilidad de inversión en la central para prolongar su vida útil y que la tramitación oficial del cierre se hará en breves fechas.

La inversión que no llegó

Este complejo, que está a punto de cumplir 40 años de vida, requería una inyección de 160 millones de euros en sistemas de desnitrificación para reducir las emisiones contaminantes y adaptarse a la normativa medioambiental europea. Solo así podía seguir funcionando más allá de la citada fecha del corte del 2020. Cabe recordar que Endesa sí ha hecho esta millonaria inversión en las térmicas de Puentes (La Coruña) y Litoral (Almería), que queman únicamente carbón de importación.

En la hoja de ruta de la compañía figuraba hace años la desaparición de Andorra y Compostilla, un final que ratificó el pasado miércoles en su consejo de administración, donde se aprobó el plan industrial para el 2019 y ambas centrales volvían a quedar excluidas. Los motivos esgrimidos son los de siempre: «No se cumplen las condiciones regulatorias y de mercado que hagan viable la inversión».

El siguiente paso de Endesa será comunicárselo a sus inversores en un encuentro previsto para el 21 de noviembre. Seguidamente, y antes de que acabe el año, iniciará la tramitación ante el ministerio del proyecto de cierre, lo que dará lugar a un complejo proceso de tramitaciones y autorizaciones administrativas.

Apagón progresivo / A partir de ahora la térmica turolense se irá apagando progresivamente hasta el 30 de junio del 2020, con un ritmo de actividad menguante al estar acogida al Plan Nacional de Transición (PNT), que obliga a la reducción paulatina de las emisiones de CO2. En paralelo, se llevará a cabo el desmantelamiento de este gran complejo energético, un proceso que podría prolongarse hasta cinco años más desde que deje de producir electricidad, es decir hasta el 2025, según explicaron fuentes del sector.

La filial española de Enel tiene provisionados 96 millones de euros para costear los cierres de Andorra y Compostilla. Una parte importante de estos fondos irá a parar al plan social que se ponga en marcha. Endesa tiene actualmente en plantilla 159 trabajadores en la térmica turolense, cuyo futuro queda ahora en el aire, aunque la empresa se comprometió ayer con el comité a no aplicar «despidos traumáticos» y ofrecer recolocaciones en otros centros de la compañía. El futuro es más negro para los entre 250 y 300 personas que trabajan en las contratas de mantenimiento (industrial, mecánico y eléctrico), limpieza y transporte del carbón, cuyos empleos también dependen directamente de la central.

Al dejar de echar humo la térmica también se evaporarán los 250 trabajadores que hay en las minas de carbón, de los que 115 pertenecen a Samca (103) y Compañía General Minera (12) y tienen asegurada su salida con prejubilaciones y bajas incentivadas, según el reciente acuerdo alcanzado por los sindicatos y el Gobierno. Al igual que en la térmicas, la situación es más complicada para los 130 trabajadores de las contratas mineras.