El brote del virus hemorrágico ébola que se inició en diciembre del 2013 en Guinea ha superado ya cualquier previsión sobre un posible final en los años inmediatos y, aunque ni los científicos ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) son partidarios de trazar un futuro en el que habría de forma constante infecciones y muertes por esta causa, ya no pueden descartar con rotundidad que así sea. El objetivo de la OMS sigue siendo la supresión de la actual epidemia, que ha causado 8.040 enfermos y 3.857 muertes, pero esta semana ha vuelto a advertir de que conseguirlo implicaría que los países aporten en breve los 783 millones de euros que, en principio, son necesarios para vislumbrar un fin.

La idea defendida oficialmente dice que es posible cerrar este episodio, eliminarlo y esperar que el murciélago de la fruta que transmite el virus pero no lo sufre --y que se supone inició el brote al ser cocinado en algún hogar de Guinea-- no motive una nueva epidemia en circunstancias imprevisibles durante uno, dos o tres años. Ese es el lapso que ha separado anteriores brotes de ébola, desde que en 1976 se produjo el primero documentado.

Poner fin a este brote implicaría que en Sierra Leona, Guinea y Liberia no se contabilizara ningún nuevo infectado ni fallecido por ébola durante 42 días consecutivos. Ese es el criterio epidemiológico de aceptación internacional. "En estos momentos, no se acepta la posibilidad de que el virus del ébola ya no se vaya de África --afirma Mikel Martínez, microbiólogo del Hospital Clínic que ha investigado el microorganismo.

El hecho de que desde hace casi un año no se haya detectado un segundo foco --nuevos casos de ébola en algún punto de África donde habita el murciélago, claramente desvinculados de la epidemia que afecta a los tres países citados-- demuestra que la propagación vírica del actual episodio se debe a la transmisión entre humanos.

PESIMISMO Daniel Epstein, portavoz de la OMS, no ocultó el pesimismo general. "Hace falta mucho dinero, y los países no están dispuestos a hacer aportaciones en estos momentos de crisis --dijo Epstein--. Falta muchísimo personal en la zona. Ni en Guinea, ni en Liberia, ni en Sierra Leona hay sanitarios cualificados y ya no hay voluntarios que estén dispuestos a ir a trabajar allí". Entre los tres países,