La polémica hidráulica no abandonará la agenda política y social de la comunidad a pesar de que el nuevo Gobierno central, del PSOE, ha derogado el macrotrasvase del Ebro proyectado por el PP. Por el contrario, el debate sobre el agua centrará de nuevo los debates en estos últimos meses del año, primeros del nuevo curso político. El objetivo es ahora recuperar el acuerdo interno.

Si los últimos tres años y medio han estado caracterizados por una fuerte polémica hidráulica relacionada con el trasvase, que ha hecho que Aragón se volcará para frenar la obra, el tercer cuatrimestre del 2004 tendrá de nuevo como protagonista el debate, esta vez interno. Los partidos y los agentes sociales intentan ponerse de acuerdo en varias obras hidráulicas que provocan rechazo.

La más notable es el recrecimiento del embalse de Yesa, porque en julio se alcanzó un preacuerdo para rebajar la ampliación de esta presa. Aunque CHA ya ha anunciado que no lo suscribirá, la mayoría de partidos y de organizaciones lo asume.

Sin embargo, éste es sólo el primer escalón, porque dicho preacuerdo fue suscrito por un grupo de trabajo (el de obras conflictivas) de la Comisión del Agua de Aragón. El dictamen tiene que ser aceptado, ahora, por la permanente de dicho órgano y por su plenario.

Posteriormente, debe pasar al Gobierno aragonés, que podría --igualmente-- hacerlo suyo. Y el Ejecutivo decidirá si lo remite a las Cortes de Aragón o si lo envía a la llamada Comisión Mixta de Seguimiento del Pacto del Agua.

En esta última, además de estar todos los partidos de las Cortes y la DGA, está el Gobierno central (a través del Ministerio de Medio Ambiente). De forma que si la comisión mixta avala el dictamen, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero también lo hace suyo.

VISTO BUENO DE MADRID El detalle es fundamental si se tiene en cuenta que la obra de Yesa depende del Ministerio de Medio Ambiente, dirigido por Cristina Narbona. Y si se piensa que este proyecto está incluido en la parte no derogada del Plan Hidrológico Nacional, el anexo de inversiones, lo que le da rango de ley.

La ministra Narbona no ha ocultado que le gusta más la opción de la cota media de Yesa que el recrecimiento máximo. Por eso cabe esperar que no haya pegas desde el Gobierno central si Aragón solicita un cambio. Esto conllevaría modificar la actuación, en obras desde el año 2001, algo que --según fuentes consultadas-- sería factible, porque el mayor obstáculo (los desagües de fondo) se ha salvado ya.

La situación no está tan clara en el caso del embalse de Santaliestra, en cuya sustitución ha cogido fuerza la opción de ampliar la presa de San Salvador (complementaria a la primera) y aumentar su capacidad.

En cualquier caso, está claro que el debate hidráulico no desaparecerá.