Abdoul Moustaid lleva 13 años trabajando como temporero en Valdejalón. Empieza con la cereza y luego sigue con otras variedades de fruta. «Ahora se paga a seis euros la hora», señala este joven marroquí. «Pero he conocido veces en las que se pagaba muy poco, a razón de tres o cuatro euros la hora», explica.

Las condiciones de trabajo, en lo que se refiere al trato que reciben los temporeros, suele ser «bueno», aunque eso, añade, «depende mucho del dueño». Moustaid ha notado cómo el control legal de los contratos y las condiciones de trabajo ha ido aumentando y mejorando con los años. «Este año, en particular, se nota más vigilancia que otros, de hecho hay veces que hasta pasa sobre los campos un helicóptero de la Guardia Civil», comenta. Este año no ha sido como otros, indica el temporero magrebí.

«Al subir las temperaturas bruscamente, la fruta ha empezado a madurar de forma muy rápida y ha habido que buscar personal para recogerla a toda prisa, pues si no se deterioraba en los árboles», apunta. Moustaid trabaja a diario en los campos. Empieza temprano, ya que a mediodía se hace una pausa para comer y para evitar las horas de más calor en los campos. «Al final del día acabas cansado», dice.

Pero él, que comparte un piso alquilado con otros tres temporeros en La Almunia, aguanta de pie firme porque, con el salario aplicado en la zona, puede ganar 1.200 euros al mes e incluso más si hace más horas. Tiene familiares en Marruecos y les ayuda todo lo que puede.