Serós y Fraga comparten idioma, relaciones familiares e intereses económicos. Les separa una frontera que podría intensificarse tras la jornada de ayer. Los regidores de los dos municipios no se ponen de acuerdo en qué sucederá en los próximos días. El alcalde catalán, Gabriel Pena, de ERC, habla de «normalidad». Pero el aragonés Miguel Luis Lapeña (PSOE) lamenta haber vivido «el día más triste de la democracia española».

El regidor fragatino aseguró ayer que para «recomponer la fractura» será necesario un relevo político tras la gestión temeraria de las autoridades españolas y catalanas. «Hace falta un nuevo comienzo para que no se dañe más la imagen del país», destacó. La receta le parece clara: «Se necesita diálogo y consenso, pero siempre dentro de un marco de legalidad».

En todo caso, la hoja de ruta que propone pasa por algunas dimisiones. «Se ha demostrado que las personas que han estado al cargo de la situación ya no pueden ejercer como interlocutores», expresó. En su opinión, el Gobierno encabezado por Mariano Rajoy no ha sabido «hacer caso» de lo que sucedía en Cataluña. Algo que ha sido aprovechado por el presidente autonómico Carles Puigdemont para «radicalizar» sus posiciones.

VECINDAD / Fraga contempló con preocupación la jornada de votación. Sin embargo, pocos cambiaron sus ánimos cotidianos. Y como sucede muchos fines de semana parte de la población acudió a los cines de Lérida. También se vieron algunos grupos de catalanes en los bares de la ciudad. «Entre los vecinos de la zona no existe ningún problema: estamos ante algo que han creado desde arriba», denunció Lapeña.

En la vecina Serós la situación es vista con mucho más optimismo. El ambiente de triunfo predominaba en la concentración ante el centro habilitado para la votación. El alcalde Pena destacó que la participación superaría el 60% al final de la jornada. «Lo que estamos decidiendo aquí es muy importante y así deberían verlo desde Fraga», aseguró.

Por el momento consideró que en el caso de independencia las relaciones comerciales serían mejores. «En las fronteras es donde siempre se hacen los buenos negocios», dijo. Además, consideró que en las últimas semanas «no se han producido roces» entre los habitantes de las dos zonas.

Quitando importancia a lo sucedido, el regidor catalán señaló que habitualmente «comparte bromas» con los aragoneses en el restaurante que se ubica exactamente en el límite provincial. «Lo importante es que esto se pueda seguir comentando entre risas».

En la actualidad no parece haber tan buen ambiente entre los vecinos de Fraga. Uno de los últimos actos conjuntos que protagonizaron las dos poblaciones fueron las protestas de fruticultores contra el bajo precio de los melocotones el pasado verano. En los dos lados de la división autonómica existen familias con campos y plantaciones en ambos territorios. Los agricultores y ganaderos observan con verdadera preocupación los avances del separatismo por depender de cooperativas y empresas integradoras de la provincia de Lérida. Además, en caso de urgencias el hospital de referencia es el Arnau de Vilanova de Lérida.

Pena pidió mantener «la buena vecindad» a pesar de estar convencido de que el proceso iniciado ayer acabará con una separación total de los españoles. Convencido independentista ha desobedecido algunas de las citaciones judiciales de la Fiscalía por haber permitido la instalación de las urnas en el pueblo.

Por su parte, el alcalde de Fraga reclamó «sentido común» para superar las diferencias. En las próximas fiestas del Pilar reiterará la invitación que siempre cursa a los alcaldes de los pueblos vecinos para que participen en una comida de hermandad.