El Gobierno de José María Aznar, o el que salga de las urnas el 14-M, no pueden dejar de lado la Declaración de Mequinenza suscrita ayer por los ejecutivos aragonés y catalán. Es justo, necesario y equitativo asumir los valores de este manifiesto, que alude a la unidad de la cuenca del Ebro, a las directrices de uso y sostenibilidad marcadas por Europa y al consenso. Tanto como que estos mismos principios sean trasladados a acciones concretas por parte de sus firmantes. Las declaraciones de intenciones sólo sirven cuando se concretan en hechos. Ni el PP puede seguir encastillado ni sirven los brindis al sol.