El consejero de Industria, Arturo Aliaga destapó ayer su tarro de las esencias a cuenta de la dimisión de Saz y de un hipotético recorte en las partidas de su departamento por el desvío del déficit público en Aragón. Aliaga quiso pasar de puntillas sobre el tsunami que vive estos días el Gobierno de Aragón y lo trató de hacer desde tres perspectivas diferentes: como secretario general del PAR --partido que sustenta el Ejecutivo, junto al PP--, como compañero en el Consejo de Gobierno del ya exconsejero de Hacienda y como posible afectado por el recorte de fondos que la DGA aplicará como consecuencia del desfase del déficit público en la comunidad. Las respuestas del titular de Industria tuvieron un fondo amable, pero dejó perlas de libre interpretación.

"Esto de la política exige ánimo y suerte y, en ocasiones la suerte no depende de uno", apuntó en relación a la salida de Saz, un hecho sobre el que dijo que "hasta Ponce recibe cornadas y a Manolete lo mató un toro". Este fue el símil taurino que utilizó para dejar claro que tanto Saz como su sustituto, Javier Campoy son "dos magníficas personas" y "trabajadores incansables".

El sueldo

Aliaga trató de no pisar charcos y quiso dejar meridianamente claro que él sigue trabajando "con absoluta normalidad" --"cada día con más trabajo", subrayó--, ya que la dimisión del consejero de Hacienda "no afecta a la coalición de Gobierno". Eso sí, matizó que se trata de una decisión que corresponde solamente a la presidenta Rudi y que se ha producido en un área de gestión de los populares.

¿Y qué opina Aliaga de lo que vendrá? La espada de los recortes planea sobre cualquier área del Gobierno de Rudi, aunque el consejero de Industria trató de ilustrar de una forma muy poco sutil cuál es la situación de su departamento. "Salvo que me recorten el sueldo, no sé que mas queda por recortar". Con todo, Aliaga tendrá que esperar al informe descriptivo de la Intervención General del Estado para saber exactamente qué partidas hay que tocar. Eso sí, añadió, el departamento que pilota es "el más pobre de todos", subrayó, con el 1,69% del presupuesto.

No pueden parar máquinas

Y recordó que de la consejería de Industria dependen el Instituto Aragonés de Fomento (IAF) y el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), así que "no podemos parar las máquinas ahora". Y se fue con su carpeta tras presentar la compra de Ibérica de Sales por parte de el grupo vasco Minersa. Por si faltaba sal en la sede del Pignatelli.