Septiembre de 1970. Una niña de diez años de Esplús (en La Litera) empieza los estudios de Primaria en un internado de monjas de Huesca. Sólo puede ver a sus padres y a sus dos hermanas en Navidades y Semana Santa, lo que le cuesta más de un lloro. Al curso siguiente se traslada a otro internado de monjas de Lérida, más cerca de su pueblo, para poder ver más a menudo a los suyos. Allí permanece cinco cursos. A los 16 años, por fin, llega al instituto de Binéfar, en donde empieza a construir una personalidad que la ha catapultado a la primera fila de la escena política. Es la alumna Eva Almunia.

Esta hija mediana de "una familia normal" de Esplús que es ahora la máxima responsable de la enseñanza aragonesa recuerda la vuelta al cole como un auténtico castigo por culpa de esos internados de los que prefiere obviar su nombre. "Eran oscuros y rígidos", relata de puntillas, sin querer entrar en detalles. "Me costó muchos lloros".

La consejera de Educación, responsable también de esta materia en la Ejecutiva Federal del PSOE, prefiere acordarse de los buenos momentos: "A los 16 años llegué al instituto de Binéfar, y entonces fue cuando empecé a disfrutar de la vida de estudiante".

Con chicos y sin uniforme, Eva Almunia dice que descubrió la libertad: "De repente, nadie me imponía nada. La responsabilidad era mía y yo era la que tenía que tomar las decisiones. Yo creo que así se madura antes".

La consejera quiso rememorar con EL PERIODICO DE ARAGON aquel curso de 1976 y se desplazó hasta Binéfar para visitar el instituto. En compañía de la directora y de algunos de sus compañeros, recorrió unas aulas de las que guarda un gran cariño. "A mí me encantaban las matemáticas y era por un profesor que las explicaba de maravilla", confiesa.

La alumna Eva Almunia eligió Ciencias Puras en COU. "Iba camino de hacer Exactas, pero entonces me empezó a picar el gusanillo de la política y me interesé por Magisterio, carrera por la que me decidí finalmente, aunque en su vertiente de Ciencias", explica. A los 23 años ya había conseguido sus objetivos, pues era maestra y concejala de Esplús, cargo que dejó en el 2001, cuando fue nombrada consejera.

En su condición de literana y exalumna, ha contribuido a mejorar algo su antiguo instituto, y lo dice sin tapujos: "Tuve que visitarlo, ya como consejera, ¡y estaba igual! Incluso la pintura era la misma y continuaba un aula que llamábamos la nevera porque era enorme y hacía un frío tremendo. Ahora se han hecho algunas mejoras y la nevera ya no existe; se ha reconvertido en tres despachos para los departamentos de profesores".

Los recuerdos afloran al pasear por su instituto: "Eran los años de la transición y fue una época apasionante, muy movida. En el instituto se respiraba ambiente de cambio y los profesores eran progresistas", señala la consejera, a quien Fernando Elboj, alcalde de Huesca, dio clase de Lengua en este mismo instituto.

Como alumna, Eva Almunia reconoce que estudiaba lo que le interesaba. "Quizá no fui una estudiante muy ordenada. Me esforzaba en las materias que realmente me gustaban y en el resto me conformaba con aprobar. Además, mis lecturas diferían a veces de las que me mandaban. En Magisterio, las asignaturas que más me gustaban eran las de Psicopedagogía y Psicología".

A la salida del instituto, la consejera se detiene en un banco de la plaza y pregunta a sus excompañeros: "¿Os acordáis de que aquí nos tomábamos los bocadillos de salchichas esos tan buenos que hacían en el bar de enfrente?". Todos se acuerdan con algo de nostalgia. En unos días, otra generación volverá a las aulas del instituto de Binéfar, la primera estación del viaje de Eva Almunia.