Las posibilidades de que el sector minero-eléctrico del carbón sobreviva se apagan poco a poco. Sin embargo, la comarca de Andorra, el último reducto minero de Aragón, se resiste. Más de un millar de personas participó ayer en una manifestación que partió de la plaza del Regallo de la localidad turolense para reclamar la continuidad de la central térmica y exigir un plan para reindustrializar la zona si finalmente la térmica cierra sus puertas en junio del 2020, tal y como anunció la empresa italiana Enel, propietaria de las instalaciones.

La protesta fue convocada por el Ayuntamiento de Andorra y estuvo apoyada por los sindicatos CCOO y UGT y la Asociación de Empresarios de Andorra. Con ella quisieron recordar que el cierre de la térmica supondría la «muerte natural de Andorra y su comarca».

La marcha, que comenzó en torno al simbólico Monumento al labrador y al minero, contó con la participación de vecinos de la localidad y de municipios cercanos como Ariño y Alloza, de los agentes sociales, los sindicatos y los representantes políticos. En el transcurso de la protesta pudieron verse pancartas que rezaban lemas como «la central sin inversión nos lleva a la despoblación», «complejo minero+central eléctrica=empleo y futuro» o «nacionalización al sector energético e industrialización».

La alcaldesa de Andorra, Sofía Ciércoles, leyó un manifiesto en el que destacó la necesidad de «invertir en la central para poder vivir en el lugar en el que queremos vivir». También destacó que es vital acometer la inversión de 180 millones de euros «para adaptar la central térmica a las exigencias medioambientes de la Unión Europea». Así, prosiguió, la planta podría funcionar más allá del 2020 y toda la comarca dispondría de tiempo «para una reindustrialización».

Asimismo, Ciércoles pidió al Gobierno de España «la redacción, presentación y aprobación de un Plan Energético Nacional» que sitúe en el 2050 el horizonte de las energías renovables autosuficientes. Al Ejecutivo autonómico le reclamó un Plan de Desarrollo Económico para la comarca que atraiga nuevos proyectos empresariales con el fin de diversificar la economía.

La alcaldesa estuvo acompañada de la secretaria general de CCOO Industria Aragón, Ana Sánchez, que se mostró de acuerdo con «la transición energética» pero siempre con la garantía «del empleo y de un futuro». Por su parte, el secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT Aragón, José Juan Arcéiz, vaticinó una «larga lucha». Reclamó a Enel que «deje de espoliar la comarca de Andorra» y pidió que «se modifiquen las leyes para poder seguir quemando carbón autóctono». El secretario general de UGT en Aragón, Daniel Alastuey, pronosticó «una situación dramática para la comarca y alrededores» si no se mantiene el trabajo de la térmica.

El presidente del comité de empresa de la térmica, Hilario Mombiela, exigió el cumplimiento «del mix energético del 7,5%» para el carbón como ya se firmó en el Pacto del Carbón para el periodo 2013-2018, una promesa «que no se ha cumplido». Además, pidió «más tiempo» para diversificar la economía de la zona y recordó que «de no haber sido por la central, este pasado invierno el megawatio se hubiera disparado a más de 100 euros».

SIN TEJIDO EMPRESARIAL / Los empresarios de la zona también estuvieron presentes en la protesta, pues han visto durante este tiempo cómo disminuía la población y cómo se reducían las ventas. El presidente de la Asociación de Empresarios de la comarca de Andorra, Roberto Miguel, reconoce que Andorra «no ofrece salidas laborales a los jóvenes», que tienen que emigrar. «Aparte de la empresa SD Smith, que emplea a alrededor de 200 personas, no existe un tejido industrial» en la zona. Y recuerda con lástima cómo el proyecto de la cementera de Cemex, cuya apertura estaba prevista para el 2009, «está construida al 90%» y nunca se ha puesto en funcionamiento.

Las reivindicaciones de la asociación se basan en la imposición de medidas fiscales, sociales y financieras con perfil específico para las zonas mineras, entre ellas desgravaciones; una modificación de los tipos tributarios para apoyar a los profesionales de los núcleos rurales; y medidas sociales para reducir las cotizaciones en la Seguridad Social.

El andorrano Pedro Labuena trabaja en la central térmica desde hace 39 años y señala que «la mano en el hombro la pone todo el mundo» pero que es necesario «alargar la vida de la central para poder reindustrializar» una comarca que vive por el carbón.