La Guardia Civil de montaña ha lanzado una llamada a la prudencia a los miles de escaladores, senderistas y barranquistas que estos días frecuentan el Pirineo y el prepirineo aragonés. Uno de los lugares más problemáticos es el Aneto, uno de los principales picos de la cordillera pirenaica, que debido al buen tiempo reinante este verano se ha convertido en uno de los mayores focos de atracción de los aficionados a la montaña.

El Aneto, con sus 3.404 metros de altitud, está registrando un número considerable de rescates en la actual temporada. Y, según los expertos, muchos de ellos podrían evitarse si los excursionistas adoptaran elementales medidas de seguridad.

Esta situación quedó patente el pasado fin de semana, cuando los equipos de rescate de la Benemérita tuvieron que auxiliar a un joven francés que resbaló cuando trataba de atravesar el glaciar del Aneto calzado con unas sencillas zapatillas inadecuadas para la actividad.

«En el glaciar del Aneto es preciso utilizar siempre piolets, crampones y casco», subrayó ayer el teniente Santiago Gómez, jefe de las Unidades de Montaña de la Guardia Civil en Aragón y Navarra. «Si no se lleva el equipo necesario y se va con unas zapatillas, en una travesía de esas características es fácil tener un accidente», advirtió.

Gómez indicó que el Aneto no es un buen lugar para iniciarse en la alta montaña, dado que se trata de un pico que exige tanto una gran preparación técnica como mucha experiencia.

EXPERIENCIA PREVIA

El problema es que, en algunos casos, personas que jamás han utilizado piolets y crampones, los estrenan por así decirlo cuando abordan el glaciar del Aneto y otras zonas cubiertas de hielo.

Pero, como ante cualquier medio hostil, antes de llegar a él, avisa el teniente Gómez, es imprescindible contar una «experiencia previa», una especie de rodaje que asegure al deportista de que va a saber responder a los retos que le puede plantear una travesía por zonas cubiertas de hielo o nieve endurecida.

Hacer cumbre en el Aneto requiere atravesar zonas que requieren conocimientos técnicos y buen material que se está acostumbrado a manejar. Pero no es, ni mucho menos, el único lugar potencialmente peligroso del Pirineo.

Otras montañas, como el Garmo Negro y los picos del Infierno, en el circo de Panticosa, también registran en verano una gran afluencia de aficionados que desean medirse con los tresmiles del Pirineo.

No se trata necesariamente de cumbres especialmente difíciles. Lo que ocurre es que son tan frecuentadas en esta época que se disparan las posibilidades de que se produzcan accidentes, por una simple cuestión estadística, si bien las causas de un accidente siempre suelen ser múltiples.

En los picos del Infierno la peligrosidad está ligada, advierte el teniente Gómez, a la mayor o menor presencia de nieve en sus laderas. En el 2018, tras un invierno y una primavera con abundantes precipitaciones, se produjeron dos muertes.

INCIDENCIAS MENORES

Con similar nivel de peligrosidad se sitúan el macizo de Balaitús, en el valle de Tena, y el pico de Frondellas, en la misma zona geográfica. Con todo, advierte el responsable de las Unidades de Montaña de la Benemérita, cuando se hace montaña el peligro está en cualquier parte, no solo en los picos más exigentes.

De hecho, señala Gómez, la mayoría de los accidentes en los que es precisa la intervención de los equipos de rescate se deben a incidencias menores, como esguinces, torceduras o resbalones y caídas con poco desnivel.

Por ello ahpra el objetivo es reducir la cifra de accidentes, pues en lo que va de agosto tres montañeros han perdido la vida, y también llamar la atención sobre la necesidad de ir preparado adecuadamente y bien equipado con el fin de reducir las incidencias en los deportes de aventura.