Modificar el Pacto del Agua de Aragón de 1992 no sólo es posible, sino que es una necesidad "incontestable". La medida exigiría una reforma del Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro y debería ser aceptada por el Gobierno central, pues las obras previstas en el histórico documento tienen rango de ley estatal al ser incluidas en el Plan Hidrológico Nacional (PHN).

Así consta en el Libro Blanco de las Bases de la Política del Agua en Aragón. El primero, un documento-diagnóstico, ha sido el punto de partida para el segundo, que pretende establecer, mejor dicho, restablecer, un gran acuerdo hidráulico.

Dicho Libro Blanco indica que las Bases operan "sobre la misma realidad" que el Pacto del Agua. Pero más de una década después, "por lo que puede plantearse perfectamente que el nuevo instrumento contenga algunas variaciones sobre lo decidido en 1992". Lo contrario sería como creer que el histórico acuerdo es similar a una "lex perpetua ", posibilidad "rechazable" por "descabellada".

MAS ARGUMENTOS El Libro Blanco da una razón más: las generaciones futuras también considerarán incontestable la "modificación o revisión" de las Bases de la Política del Agua que ahora se elaboren. Y recuerda que --de hecho-- ya ha habido variaciones implícitas del Pacto: la supresión del embalse de Jánovas y el cambio del régimen financiero.

La revisión, como recuerda el Libro Blanco, implicaría una reforma del Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro, en el que se incluyeron las obras pactadas hace doce años. Y, por el mismo motivo, exigiría una reforma del PHN, una ley estatal. Se mantiene la convicción de que Madrid no pondría trabas a Aragón si la comunidad decidiera cambiar alguna de las obras, porque lo contrario sería atentar contra la autonomía.

Propone una fórmula legalmente prevista, elevar al Congreso desde las Cortes aragonesas una proposición de ley de reforma del PHN. Hay otra sugerencia, que las Bases de la Política del Agua sigan el mismo camino que el acuerdo del 92, aprobado por unanimidad en Aragón.