La crisis ha dejado un reguero de jóvenes sin trabajo en todas las comunidades autónomas y ha llevado a España a liderar el desempleo juvenil de la UE. Actualmente, hay 840.000 menores de 25 años en paro. Mucha gente y pocos empleos disponibles. Así, no es de extrañar que un gran número de jóvenes haya decidido coger sus maletas e irse a lugares con un futuro más próspero.

Eso es precisamente lo que hizo el zaragozano Fernando Morón, graduado de FP en Mecánica y con una dilatada experiencia como soldador. "Estaba de autónomo y nunca me faltaba el trabajo porque me llamaban de muchas empresas, pero hace cosa de un año la actividad cayó en picado, así que decidí aceptar la oferta de una compañía para trabajar nueve meses en Holanda", explica el joven de 29 años.

Hace unas semanas, el proyecto llegó a su fin y Morón tuvo que regresar a España, pero ya está pensando en volverse a ir. "Aquí no veo ningún futuro y solo hay penas, así que lo más probable es que me vaya a Alemania, donde volveré a trabajar de soldador con la misma compañía", dice Morón, que apunta que en Holanda trabajaba junto a cerca de 600 españoles más.

Como él, muchos jóvenes aragoneses --sobre todo recién licenciados y personal cualificado-- han apostado por emigrar en busca de un empleo o para perfeccionar idiomas. Pero la crisis no ha trastocado solo los planes de los que acaban de salir de la universidad. También está paralizando la trayectoria de muchos que ya habían iniciado un camino laboral y que han tenido que aceptar puestos que poco tienen que ver con su formación. Es el caso de Eva Latorre. Esta joven de 29 años llevaba casi cinco trabajando en el área de Recursos Humanos, pero hace diez meses la recesión la expulsó fuera del mercado. "Acabo de conseguir un trabajo que no es de lo mío, pero aún me debo considerar afortunada, porque dentro de dos meses se me acababa el paro", relata.

Proyectos truncados

Más allá de los problemas laborales, la crisis está llegando a truncar los proyectos de vida de muchos aragoneses, que deciden independizarse, casarse o tener hijos más tarde. El ecuatoriano Gustavo Paladines, por ejemplo, no ha podido continuar con la carrera de Económicas que empezó hace unos años en su país. "Tengo que ir sobreviviendo y ayudar a la familia", explica Paladines. Por si todo esto fuera poco, los expertos aseguran que los jóvenes que empiezan a trabajar en época de crisis reciben salarios más bajos a lo largo de todas su carrera.