No hemos venido a hacer el frente de nada, sino a abrir vías de diálogo". Así resumió ayer el consejero de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Milá, el encuentro en Mequinenza con su homólogo aragonés, Alfredo Boné. Los dos gobiernos firmaron una declaración que los compromete a preservar el Ebro y luchar por la unidad de su cuenca. Pero garantizaron que quieren hacerlo desde el consenso.

Aragón y Cataluña unieron por primera vez sus fuerzas en materia hidráulica y diseñaron una nueva estrategia antitrasvase que pretende erradicar el conflicto territorial. Suscribieron la llamada Declaración de Mequinenza , un texto que gira en torno al Ebro y que aboga por "defender la unidad de su cuenca", preservar el estado ecológico del río e impulsar "el uso eficiente del agua".

A partir de estas premisas, los dos gobiernos se comprometen a buscar "desde el consenso" y ajustándose siempre a las pautas marcadas por Europa, "las soluciones más eficaces que faciliten el disfrute de todos de un bien tan escaso y estratégico como el agua". El texto concluye que esto es lo que "cabe esperar de dos pueblos históricamente solidarios".

Y es que ni Boné ni Milá quieren actuar "desde la visceralidad" ni permitir que se diga "que catalanes o aragoneses quieren robar el agua". Su objetivo es dejar en un segundo plano, de momento, acciones judiciales o políticas en contra de las decisiones del Ejecutivo central y tratar de que las vías de diálogo que quieren abrir se inicien con Madrid.

De hecho, el éxito de esta nueva estrategia podrá comprobarse el próximo día 28 en la entrevista de Salvador Milá con la ministra de Medio Ambiente, Elvira Rodríguez. El dirigente catalán no quiso hacer ninguna declaración que pudiera caldear el ambiente antes del 28.

Sólo sugirió que la Generalitat, como la DGA, tiene preparadas medidas (incluidos recursos de inconstitucionalidad). "Después del 28 veremos si están de acuerdo en parar y hacer que el Gobierno que salga de las urnas se replantee el Plan Hidrológico Nacional y el trasvase según la directiva marco de Agua y desde el consenso", señaló Milá. Y añadió: "Si se consigue, estaremos encantados de no poner denuncias".

Las dos comunidades defenderán soluciones a los déficits de otros territorios. Igual que pretende hacer Cataluña, que ha renunciado al trasvase hacia Barcelona y busca alternativas para las Cuencas Internas. Esta sintonía no se vio enturbiada ni por el Pacto del Agua, cuestionado desde Cataluña por sus posibles afecciones al Delta. "Ni siquiera lo hemos comentado", señaló Boné, quien recordó que en Aragón va a haber un tercer intento de mediación ante la polémica hidráulica, al que asistirá sin posturas "preconcebidas".

Al respecto, Milá aseguró que su Gobierno "no quiere dar lecciones a nadie" y reconoció que si bien está contra el PHN del PP no lo está "contra otros planes" ni contra inversiones necesarias si se hacen, dijo, bajo el paraguas de las directivas europeas.