Aragón se desengancha del carbón a marchas forzadas. El mineral que lo ha sido todo en el mix de generación eléctrica de la comunidad, donde ha sido históricamente un puntal de esta industria, ha pasado en poco tiempo a jugar un papel secundario. En los primeros seis meses de este año, la central térmica de Andorra, la única en activo que queda en este territorio, ha generado 515 gigavatios hora (GWh). Es la cifra más baja registrada en dicho periodo en la serie histórica, según las cifras aportadas por Endesa, propietaria de la instalación. Este bajo rendimiento, motivado por diversas causas, es prolegómeno de lo que está por llegar, ya que dentro de un año -el 30 de junio del 2020- esta planta pasará a la historia con su cierre definitivo.

Entre las principales causas de este bajo funcionamiento están el elevado precio del CO2 y la cada vez mayor penetración de las energías renovables en el mercado nacional de generación. Las fuentes verdes son más competitivas que la de las centrales térmicas, lo que ha reducido el denominado «hueco térmico», es decir, el margen disponible para que puedan funcionar las plantas de carbón, explicaron fuentes de Endesa.

La térmica turolense prácticamente ha estado parada los últimos cuatro meses, lo que ha situado la producción en el nivel más bajo en sus 40 años de vida. La producción de electricidad entre enero y junio es prácticamente la mitad de la que hubo en el mismo periodo del año anterior (952 GWh). La primera mitad del ejercicio es habitualmente menos productiva para el carbón, ya que por razones meteorológicas suelen tener más peso los gigavatios hora traídos por el viento y los saltos de agua. Sin embargo, la llegada del verano, cuando no llueve y sopla menos, ha reactivado tímidamente la actividad. La chimenea volvió a echar humo el pasado 30 de junio con uno de los tres grupos de generación y de forma renqueante, aunque la situación se espera que mejore a lo largo del segundo semestre.

LA EÓLICA, LÍDER

El balance del sistema eléctrico nacional del primer trimestre del 2019 pone de relieve el desplome del carbón en Aragón. Esta fuente de energía, que casi todos los años lideraba el mix de generación de la comunidad, ocupa el cuarto puesto en el citado periodo con 484 GWh (el 13% del total), lo que supone una caída del 22,67% en la comparativa interanual. El peso de este combustible fósil es aún más bajo del que tuvo en todo el 2018 (19%), según los datos provisionales facilitados por el operador del sistema, Red Eléctrica de España (REE). La eólica fue la tecnología que más aportó (el 42%, con 1.520 GWh) a la tarta autonómica de generación entre enero y marzo, seguida de la cogeneración (el 22%, con 793) y la hidráulica (el 15%, con 552).

El peso de las renovables en el mix aragonés alcanzó casi el 60% (el 59,96% y 2.158 GWh) en los tres primeros meses del año, una cifra similar a la del año anterior (61,60%). Estas fuentes verdes cubrieron el 78% de la demanda regional de electricidad en dicho periodo (2.756).

A pesar de este parón, desde la eléctrica aseguran que la central de Andorra «funcionará con normalidad y de acuerdo con las condiciones del mercado» hasta la fecha de clausura de la instalación y seguirá necesitando para ello de los servicios que requiera la operación de la planta, tanto del personal propio como del personal de empresas auxiliares.

De acuerdo con las previsiones de explotación, la térmica tiene capacidad para funcionar en régimen de normalidad hasta el 30 de junio del 2020, fecha en la que se produciría la clausura de acuerdo con la solicitud presentada por la compañía el pasado 19 de diciembre. Para ello, a día de hoy cuenta con 800.000 toneladas de carbón, cantidad que se estima suficiente para ese régimen normal de operación hasta el 30 de junio del 2020.

TRASLADOS Y REUBICACIONES

En este contexto, Endesa comunicó a la representación social el pasado día 20 de junio que el escenario previsto a partir de esta fecha será el de mantener dos de los grupos de generación eléctrica en funcionamiento. Como consecuencia de ello se declaran «disponibles» doce trabajadores de los 148 que hay en plantilla, que podrán ya a empezar a participar en los procesos de cobertura de vacantes. Tienen hasta final de año para dejar sus puestos de trabajo en la central.

Según fuentes del comité, cinco de estos 12 empleados ya se han acogido a vacantes ofrecidas internamente por la compañía eléctrica. En concreto, uno de ellos se ha recolocado en Madrid y los otros cuatro en las obras de construcción de energías renovables que Endesa está desarrollando en el entorno de la comarca de Andorra.

En el primer semestre del 2020, hasta la fecha de cierre, deberán ser recolocados otros 46 trabajadores. De los 90 restantes, los que cumplan una edad para la jubilación ordinaria hasta el año 2024, serán destinados a las actividades de desmontaje de la planta energética. Los que no cumplan con esta condición están pendientes de que la empresa y el comité cierren un nuevo convenio colectivo para poder articular un plan de bajas voluntarias.

«Van saliendo vacantes pero a cuentagotas y los perfiles técnicos que se ofrecen no coinciden con los que se requieren», apuntó Hilario Mombiela, presidente del comité. Mientras, se suceden los recortes de personal en las subcontratas, que han perdido ya más de 25 trabajadores.