La sentencia contra el plan especial de Torre Village ha vuelto a poner en el centro del debate al sector comercial y ha espoleado a todos aquellos que piensan que Zaragoza sufre una saturación de grandes superficies. Lo cierto es que al menos dos de los cinco grandes centros que hay en la capital aragonesa (Plaza Imperial sobre todo pero también Augusta) llevan años con sus niveles de ocupación bajo mínimos. La crisis, la caída del consumo y el auge de las ventas por internet han golpeado con fuerza a los centros de toda España, aunque la oleada de aperturas registrado en Zaragoza entre el 2008 y el 2012 ha ayudado a que el impacto de la recesión se deje notar con especial fuerza en la comunidad.

Todas esas inauguraciones -la de Plaza Imperial en el 2008, Aragonia en el 2009 y Puerto Venecia en el 2012- han hecho que Aragón lleve años liderando la clasificación de las comunidades con más densidad comercial. Según los últimos datos de finales del 2018 de la Asociación Española de Centros Comerciales (AECC), Aragón ocupa la segunda posición del ranking (ver gráfico) con 490 metros cuadrados por cada mil habitantes, frente a los 348 del conjunto del país.

Según la AECC, la comunidad (debido casi en exclusiva a Zaragoza) suma 641.486 metros cuadrados de superficie bruta alquilable (SBA), muchos más que Asturias (443.335) o que Castilla La Mancha (501.211), con casi el doble de población. «Todo el mundo que trabaja para inversores y operadores comerciales sabe que Zaragoza está saturada; de hecho casi todos rechazan ubicarse aquí a no ser que sea en ubicaciones muy concretas», indica el experto en distribución comercial, Dioscórides Casquero.

«El incremento de grandes superficies fue demasiado fuerte en poco tiempo; eso y la crisis han provocado que algunos centros estén casi vacíos», apunta el secretario general de la Federación de Comercio de Zaragoza y Provincia (ECOS), Vicente Gracia, que recuerda que en el 2008 la comunidad contaba con 300.000 metros cuadrados de SBA.

Esta cifra, que se duplicó en apenas cuatro años, crecería aún más con Torre Village. Sin embargo, varios expertos coinciden en señalar que la sobreoferta que hay actualmente en Zaragoza no tiene por qué significar que el centro que proyecta la familia Soláns en la carretera de Logroño no vaya a funcionar. Así, subrayan que el hecho de que sea un outlet lo cambia todo. «Creo que son mercados diferentes; este tipo de formatos están pensados para un publico concreto como puede ver cualquiera que vaya por ejemplo a La Roca Village de Barcelona», señalan desde la inmobiliaria aragonesa GTI, que está especializada en el sector.

«Hay una diferencia radical entre los outlet y el resto de centros; lo que ocurre es que Torre Village no está planteando un outlet, sino un parque comercial que incluye un outlet. Todo lo que hay a su alrededor es lo que chirría un poco», explica Casquero.

OLEADA DE APERTURAS

La oleada de aperturas de grandes superficies en Zaragoza comenzó en el 2005, cuando el Ejecutivo autonómico levantó la moratoria que impedía abrir comercios con una superficie superior a 2.000 metros cuadrados. Desde entonces, la comunidad casi ha triplicado su SBA de centros comerciales.

La caída del consumo y el auge del e-commerce no ha afectado a todos los proyectos por igual. Plaza Imperial, que ya solo tiene una tienda de moda abierta, es el más golpeado, seguido de Augusta, cuya segunda planta está totalmente desocupada. Aragonia aún tiene algunos locales vacíos, mientras que Puerto Venecia y Grancasa están casi al 100%.

«Lo que está claro es que el sector avanza con rapidez hacia un modelo en el que el ocio y la restauración cada vez tienen más importancia», apuntan desde GTI. «La mitad de los centros que se están construyendo en España son fundamentalmente de ocio, aunque se aprovecha para incluir tiendas», añade Casquero.

Sin duda, lo peor de todos los cierres que han sufrido las grandes superficies es la pérdida de puestos de trabajo. A fin de cuentas, la industria de centros y parques comerciales emplea en España a unas 350.000 personas. La sangría de puestos en el sector se ha visto agravada por los cierres de pequeños comercios. Según Ecos, solo entre el 2009 y el 2015 bajaron la persiana en la provincia un total de 1.400 tiendas. «Aunque a un menor ritmo, los cierres han continuado en los últimos años», lamenta Gracia, que apunta que la recuperación no acaba de llegar al sector a pesar de que los datos del INE indican que Aragón lideró en el 2018 el aumento de las ventas del comercio minorista.