-Se conmemoran los 40 años de la creación de la DGA…

Así es, el actual Gobierno de Aragón ha querido rendir un homenaje a los 40 años de la creación y puesta en marcha de la primera Diputación General de Aragón. Y parece que fue ayer. Fue en el año 1978. Qué barbaridad.

-¿Cómo fueron los antecedentes de ese primer Gobierno autonómico?

Hace 40 años, poco tiempo antes, se crearon las primeras Cortes Generales tras la muerte del dictador. Al mismo tiempo se constituyeron el Congreso y el Senado. Allí salimos representantes de los distintos partidos políticos de la época. Yo me presenté por UCD, el partido de Adolfo Suárez. Hay que tener en cuenta que todavía no se había aprobado la constitución. Pero Cataluña, con la vuelta de Josep Tarradellas, consiguió el reconocimiento de la Generalitat. Fue parecido en el País Vasco. Era antes de que se aprobaran los Estatutos. Fuimos los aragoneses, los valencianos y los gallegos los que inmediatamente después usamos el mismo sistema para nuestros territorios.

-Las competencias y las funciones serían muy distintas…

Bueno, a Aragón se le reconoció su personalidad jurídica e inmediatamente después creamos la DGA. El acto fue en Calatayud, en un día muy emotivo. Allí comenzamos con los primeros trabajos entre los que estaban nombrar altos cargos, desde el presidente a los consejeros. El vicepresidente fue Gaspar Castellano. El secretario general fue José Ángel Biel. El juramento fue pocos días después en la catedral de Huesca, en otro acto muy emotivo.

-Los dos lugares tienen mucho simbolismo dentro de la historia de Aragón.

Se pensó en el Alto Aragón porque fue el lugar en el que comenzó a gestarse el reino. También fue simbólico que en el primer Consejo de Gobierno se declaró cuál sería la bandera y el escudo de Aragón. Además se estableció San Jorge como el día de la comunidad. Fue un gran acierto, como todavía podemos ver.

-¿Cómo desarrollaron sus primeras políticas?

Inmediatamente empezamos a desarrollar funciones. Empezamos sin nada. La primera sede estaba en la Diputación Provincial de Zaragoza. Después fuimos recibiendo competencias. Y ya como Gobierno de Aragón se actuaba en función de las mismas y se reclamaban más al Gobierno central. Algunas de ellas fueron muy importantes, y antes de tener el Estatuto ya se pudo trabajar en el hospital de Barbastro. También en la variante de Arguis para canalizar las comunicaciones con Francia. Fue muy necesario poner en marcha los regadíos. Y con las competencias en urbanismo lo fue el lograr que se estableciese en Aragón la factoría de la General Motors. Aunque ahora cueste creer, entonces hubo una gran oposición.

-¿Cómo ve el autogobierno tras cuarenta años

Se han ido ampliando las competencias, sobre todo en materia de Sanidad y Educación. Ahora es todo distinto. El Aragón que nosotros conocimos no tiene nada que ver con el Aragón de hoy. El de entonces estaba completamente olvidado. No había ni una sola carretera, ni comunicaciones ni servicios. Realmente el cambio ha sido espectacular.

-¿Cómo habría que afrontar los próximos años?

Es necesario seguir trabajando con toda la ilusión. El Gobierno de Aragón tiene que ser reivindicativo ante el Gobierno central. No podemos olvidar que el voto está dividido entre muchos partidos políticos y que así, aislados, podemos parecer poca cosa. Nuestra auténtica fuerza es el Gobierno de Aragón, sobre todo en materia de comunicaciones y riegos. Por el momento creo que se está haciendo bien.

-¿Qué cuestiones faltan por reivindicar?

Sobre todo en materia de defensa del agua. Es un elemento clave, pues si no esto sería un páramo. ¿Qué sería de nosotros sin los riegos de Bardenas, del sistema del Alto Aragón, del canal Imperial o el canal del Guadalope? Es absolutamente necesario que el Pacto del Agua se cumpla a rajatabla. También hace falta conseguir que las comarcas puedan potenciar el desarrollo de servicios para desconcentrar la acumulación de la población. Tendría que haber una distribución más armónica.