La aguja de la escala de Richter apenas se mueve en Aragón cuando algún movimiento sísmico agita la vida autonómica española. La comunidad se sitúa en aguas tranquilas, en lo que en términos futbolísticos sería la zona cómoda de la tabla, a pesar de que existe un fuerte sentir autonomista y su situación de puente entre las dos grandes realidades separatistas del Estado podrían provocar terremotos de vez en cuando. Pero no es el caso. Pasa tan desapercibida que incluso en sus Estatutos, hoy con gran capacidad de autogobierno pero durante años de tercera división, siempre se incluyeron términos como el de los derechos históricos, la capacidad de crear un convenio financiero bilateral con el estado o la definición de Aragón como nacionalidad histórica que fue, sin que ello supusiera grandes estados de histeria en los ámbitos centralistas. Quizá porque saben que la docilidad aragonesa jamás haría nada por reivindicarlos.

Por tanto, Aragón juega un papel peculiar en la España autonomista. Alejada de tentaciones separatistas, pero con la capacidad de comprender un mundo distinto al homogéneo política y culturalmente. Su aparente neutralidad lo es también en los indicadores socioeconómicos. Enclavada en el principal corredor de riqueza de España, donde cinco comunidades engloban más del 40% del PIB y el 30% de la población estatal, Aragón se ha desarrollado espectacularmente en los últimos años aprovechando los recursos transferidos por el Estado. Unos recursos que no son ni deficitarios ni sobrecargados. Ni frío ni calor. Pero siempre debe estar alerta ante cualquier tentación de debilitarla para atender las demandas de quien tiene más dinero y más población. De quien tiene más escaños en el Congreso y, por tanto, mayor poder político que el que otorgan 1,2 millones de personas en una extensión de terreno mayor que Bélgica, Holanda o Dinamarca. Un 3% de la población global del país en el 10% de su terreno.

Estas cifras, que siempre se destacan, son imprescindibles para conocer el auténtico peso que puede jugar Aragón en marcos como el de la conferencia de Presidentes que se celebra hoy en Madrid. Aragón, como anunció ayer el portavoz de su Gobierno, Vicente Guillén, llevará una voz firme para que pronto se celebre una cumbre bilateral Aragón-Estado más resolutiva que un foro que reúne al Estado con las 17 autonomías. Vicente Guillén, también recordó que el presidente de Aragón hará valer que el Estatuto marca que el sistema de financiación debe fijarse teniendo en cuenta el envejecimiento, la despoblación. Asimismo, reclamarán que el pago de fondos para la Dependencia, que se fija al 50% entre Estado y comunidades, sea efectivo, y no como ahora, que la realidad indica que el Estado solo abona el 16%.