Aragón mantiene durante los siete primeros meses del 2014 los buenos datos en materia de incendios que ya cosechó durante el 2013 y que vienen a romper la serie histórica de grandes siniestros de la última década.

Hasta el pasado día 10 de agosto, y según el avance estadístico de la Dirección General de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, se habían producido 299 incendios que habían calcinado 306 hectáreas, 83 de ellas de superficie arbolada. Las cifras, a falta de consumarse agosto, considerado un mes crítico, muestran un incremento respecto al 2013, cuando en 12 meses se registraron 213 incendios que hicieron arder 360 hectáreas, 140 de ellas de espacio arbolado. Pero, a cambio se ha llegado al ecuador estival sin lamentar grandes siniestros (de los 299 incendios, 229 fueron de menos de una hectárea y solo 12 afectaron a más de cinco hectáreas).

Analizando sus causas, y teniendo en cuenta que la estadística solo se refiere a la mitad del año, el 57% se debieron a negligencias y causas accidentales (en todo 2013 se quedaron en el 42%), un 23% los originaron los rayos, un 12% fueron intencionados, un 7% se iniciaron por causas desconocidas y únicamente un 1% se reavivaron después de tenerlos controlados.

La provincia de Zaragoza lidera el registro con 139 incendios (104 de ellos conatos) con 141 hectáreas calcinadas (28 de arbolado). Teruel sumó 86 incendios que arrasaron 111 hectáreas (35 arboladas) y Huesca, 53 hectáreas quemadas (20 de superficie verde).

La estrategia del sistema antiincendios ideada por la DGA trata de anticiparse a la primera chispa elaborando previsiones diarias en las que se tienen en cuenta las particulares condiciones de la orografía aragonesa, la serie histórica de incendios y la evolución de los riesgos según las condiciones climatológicas (especialmente con las peligrosas tormentas). Hasta el momento, Aragón ha vivido 23 días en alerta roja plus y seis en alerta roja por riesgo alto de incendios, en gran medida por la grave sequía que vive el sur de Teruel, especialmente en las zonas de Albarracín y Gúdar-Javalambre, donde la ausencia de lluvias hace que el combustible arda con mucha más virulencia.

La organización del dispositivo dispone que durante las jornadas de máxima alerta los efectivos se distribuyan cerca de las vías de comunicación, preparados para cualquier contingencia.