Aragón será la primera comunidad autónoma que expurgue sus archivos judiciales, montañas de papel sobre asuntos ya juzgados y ejecutados, buena parte de los cuales carecen de interés histórico ni académico.

La consejería de Presidencia y Justicia que dirige Roberto Bermúdez de Castro ha puesto en marcha una comisión mixta con representación de varios operadores judiciales --jueces, secretarios y fiscales-- que debe establecer los criterios para llevar a cabo ese expurgo documental.

"Se conserva documentación de hace 40 y 50 años, pero no porque tenga utilidad sino porque no hay un sistema de destrucción", explica Tomasa Hernández, directora general de Administración de Justicia de la DGA, que añade que son "partidarios de conservar lo que tenga interés".

Los tribunales son una de las pocas ramas de la Administración en las que los expedientes carecen de un plazo de prescripción concreto, lo que provoca la acumulación de enormes volúmenes de papel en sus dependencias.

CAJAS Ese almacenamiento llega en Aragón hasta el punto de que los legajos llenen 69.000 cajas de cartón que, puestas una detrás de otra, formarían una hilera de 27,5 kilómetros de longitud. El peso máximo por unidad de archivo es de quince kilogramos. Los legajos proceden de tribunales de las tres provincias aragonesas.

Las custodia en una nave del polígono Centrovía de La Muela la empresa Iron Mountain, una firma de origen estadounidense especializada en el almacenamiento y la gestión de documentación, tanto en papel como en formatos digitales y magnéticos. Esta empresa se hizo con la contrata para este servicio en el 2002, seis años antes de que el Gobierno central traspasara al autonómico las competencias en medios materiales y personal de la Administración de Justicia.

Además de la custodia, Iron Mountain --que se encargará en su día de la destrucción de los archivos que señale la comisión-- cubre un servicio de entrega y recepción que incluye cada día laboral la atención de un centenar de peticiones de documentación de juzgados aragoneses y la devolución de en torno a noventa legajos.

Iron Mountain guarda en La Muela alrededor de un millón de achivadores que contienen desde información de particulares hasta historias médicas.

Dispone de un sistema antiincendios con tres vías autónomas de abastecimiento y bombeo de agua, además de cortafuegos y un equipo de detección de humo que chequea la atmósfera las 24 horas. Las cajas que contienen los documentos están fabricadas con cartón de un gramaje especial capaz de absorber varios litros de agua sin que su contenido sufra ningún deterioro.

Cada documento recibe un código de barras cuando entra en el almacén --cambia cada vez que sale-- y se introduce en cajas que "se almacenan con un sistema caótico en el que la documentación está dispersa. La ubicación de la caja la decide el propio sistema", explicó Ignacio Chico, director general de la delegación española de Iron Mountain. Eso evita riesgos: impide que alguien ajeno a la casa pueda localizar un legajo y también permite minimizar daños en caso de incendio. "Cada movimiento de documentos es trazable", añadió.