Hace solo cinco años, parece toda una vida, inquietaba el discurso recentralizador de UPyD. Este partido casi no existe y su sucesor natural, Ciudadanos, está en una crisis difícilmente remontable. Pero su discurso se impuso y hoy Aragón, que siempre fue las comunidades con un mayor grado de anhelo de autogobierno se sitúa entre las autonomías con más voluntad recentralizadora y con la extrema derecha en auge gracias a la guerra de banderas que nos ha convertido en una sociedad menos racional.

Ninguna exaltación patria fue buena nunca, venga de donde venga. La Ley de Derechos Históricos podrá ser cercenada por el Constitucional, pero es una obviedad que Aragón puede ser un sujeto político y goza de una tradición foral propia aunque a muchos partidos no les guste y lo deslegitimen los tribunales.

PAR y CHA deben ser contundentes en su defensa, porque si la abandonan, corren el riesgo de la insignificancia. En el 2020 deben afrontar congresos ambos donde deben tener en cuenta esto y recuperar ese aragonesismo que hoy, por mucho que estén en las instituciones, está pasando desapercibido.