No hay que temer a la Eurorregión; al contrario, puede y debe convertirse en un grupo de presión con capacidad de influencia en Europa e incluso ante los gobiernos estatales. Ahora bien, sería todo un gesto que algunos de los temas enquistados en la relación de las comunidades que la integran pudieran desatascarse al calor de esta nueva sinergia. Sin ir más lejos, asuntos como el patronato del Archivo de la Corona de Aragón, el conflicto de los bienes sacros de la Franja o la culminación de las comunicaciones transfronterizas han de encontrar, al calor de la nueva relación, un clima propicio para solucionarse.