Recordaba ayer uno de los asistentes a una de las primeras asambleas de este centro cultural que cuando llegó el momento de votar, uno de los miembros más veteranos del barrio alzó la voz para decir que «de votar nada, que había que llegar a un consenso porque si se empezaba a votar es cuando se creaban los bandos». Es casi una anécdota pero que explica a la perfección cuál es el funcionamiento de este espacio cogestionado por el Ayuntamiento de Zaragoza (por medio del coordinador Diego Garulo), la asociación de vecinos San José y el colectivo Llámalo H.

ASAMBLEAS QUINCENALES / Cada 15 días hay una asamblea que tienen que refrendar los que han decidido cada una de las comisiones. Entre sus cometidos, la programación del centro que, de esta forma, se decide entre todos. Y nunca mejor dicho puesto que para formar parte de Llámalo H prácticamente solo hay que querer serlo. Todos los primeros jueves de cada mes se celebran jornadas de bienvenida donde se explican el proyecto y el espacio. A partir de ahí, los únicos requisitos son acudir regularmente a las asambleas y formar parte de una de las comisiones o grupos de trabajo y participar activamente en él.

«Hasta ahora siempre se ha llegado a un consenso -explica Diego Garulo- y ni siquiera se ha llegado nunca al punto de tener que vetar algo porque, por ejemplo, no fuera legal». Aún así, si en alguna ocasión no se consiguiera el consenso, está establecido el mecanismo de votación. El ayuntamiento tendría un voto, la asociación de vecinos, otro y cada uno de los miembros del colectivo Llámalo H asistentes a la asamblea tendrían uno cada uno.

¿A qué obliga eso? «A convencer con lo que quieres hacer», dice con rotundidad Garulo que también cree que es muy poco probable que alguna vez se tenga que aplicar este procedimiento: «He visto a gente apoyar algo que va en contra de su interés personal por el bien de la comunidad. Ese es el verdadero espíritu de esto».

A las asambleas que se celebran cada dos semanas suelen acudir una media de 20 personas y, en ellas, se aborda, además de la programación, el propio funcionamiento del centro y es necesario que apruebe lo decidido por los grupos de trabajo para que tengan efecto sus resoluciones.