Los autobuses urbanos de Zaragoza no alcanzan el índice de mantenimiento mínimo que establecen los pliegos de condiciones con los que la concesionaria AUZSA obtuvo el servicio. Así lo revela el desglose de las sanciones que está imponiendo el Ayuntamiento de Zaragoza en los pagos que abona mensualmente a la empresa y en los que se sancionan los incumplimientos que detectan los técnicos en las revisiones que realizan a los autobuses. De este modo, si el valor mínimo en este indicador es del 80%, los autobuses urbanos de la ciudad se quedan en un 78,90%.

Se trata de otro incumpliento que se suma al de las frecuencias de paso, por el que le está imponiendo mes tras mes la máxima multa por el simple hecho de no facilitar la información requerida. Solo que, en este caso, entra en juego una duda razonable para el consistorio: ¿se merece la concesionaria realmente que se le anulen las sanciones impuestas en los últimos 15 días?

¿SOLO HUELGA DE CELO?

Las denuncias interpuestas por la Policía Local a los autocares en la huelga de celo que mantienen algunos agentes --alrededor de 40 sanciones que AUZSA recurrirá-- han puesto sobre la mesa, una vez más, el estado del mantenimiento de la flota de autobuses de Zaragoza. Desde el comité de empresa denuncian deficiencias de forma constante, pero lo cierto es que el único dato objetivo proviene de las visitas que realizan los propios técnicos para verificar el cumplimiento de las condiciones con las que la empresa presta el servicio que ganó en concurso público.

Aunque por poco, los autobuses urbanos no alcanzan el mínimo exigido en el indicador que mide el mantenimiento de los vehículos: se queda en un 78,90% frente al 80% que supone el valor mínimo y el 95% del valor objetivo de la oferta. Estos datos son del pasado mes de mayo, cuando la empresa fue sancionada con 107.013 euros menos de las certificaciones que pasó al consistorio por incumplimientos de diversa índole, en concreto puntualidad, mantenimiento, limpieza y disponibilidad de los autobuses.

Uno de los parámetros que se miden en estas inspecciones municipales a la contrata abarca el índice de calidad del autobús, en el que se engloban varios indicadores: información, limpieza, mantenimiento, atención al cliente y seguridad en la conducción. De todos ellos, el que peor nota obtiene es el que mide la limpieza.

El ayuntamiento valora el cumplimiento de este aspecto en un 77%, cuando el mínimo que exigen los pliegos de condiciones sería del 87,5%. Le sigue el índice de mantenimiento antes de referido. En el resto de los parámetros la empresa pasa de largo el examen e incluso supera los valores objetivos que proponía la concesionaria.

DISPONIBILIDAD

También sanciona el ayuntamiento a AUZSA por incumplimientos en la disponibilidad del autobús, es decir, en las averías que se producen en la flota. Según estos mismos datos, se produce un fallo por cada 3.194 kilómetros recorridos, cuando la el valor de la oferta realizada por la empresa era de una avería por cada 3.694 kilómetros. El índice de puntualidad es otro de los indicadores por los que la empresa sanciona a la concesionaria, con el 75% frente al 90% deseable.

Así que, el consistorio tiene la difícil tarea, en el caso de las multas a AUZSA, de explicar por qué se pueden anular sanciones que castigan aspectos por los que él mismo está penalizándole con regularidad.