Begoña Rodrigo estaba cansada de buscar trabajo y que le cerraran todas las puertas. Desesperada tras estar cerca de un lustro en paro, esta zaragozana de 51 años decidió liarse la manta a la cabeza y montar su propio negocio. "Vi que el autoempleo era mi única opción si quería reincorporarme al mercado laboral porque a mi edad es muy difícil que te vuelvan a contratar; los jóvenes lo tienen complicado, pero para nosotros tampoco es fácil", lamenta.

Gracias a la ayuda de su familia y a sus ganas por sentirse de nuevo "una trabajadora", Rodrigo consiguió ser la adjudicataria del único supermercado que hay actualmente en la Base Aérea de Zaragoza. "Me enteré de que salía a concurso, me animé y al final fui la elegida", explica la zaragozana, que apunta que lo único complicado fue cumplir con todos los papeleos, aunque para ello contó con el asesoramiento de la asociación de Autónomos de Aragón (UPTA). "La verdad es que me ayudaron bastante porque yo siempre había trabajado por cuenta ajena y no sabía los pasos que tenía que dar", añade.

El ultramarinos, que ofrece alimentos y productos de primera necesidad, apenas lleva dos meses abierto, pero por el momento Rodrigo se siente satisfecha. "Voy cubriendo los gastos y lo importante es que cuando me levanto por las mañanas sé que tengo una obligación y un trabajo", indica esta madre separada con dos hijos de 32 y 28 años.

La oportunidad de montar su propio negocio llegó justo a tiempo. Cuando las ayudas llegaban a su fin tras cinco años en el paro. "El subsidio de los 400 euros se me acabó justo un mes antes de meterme en el proyecto, aunque yo tenía suerte y contaba con la ayuda de mis hijos y de mi familia; otros lo pasarán mucho peor", señala.

La zaragozana, que ha trabajado casi toda su vida como comercial en el sector servicios, nunca se hubiera imaginado que iba a acabar regentando el súper de la Base Aérea, aunque ahora se siente "muy satisfecha". "La verdad es que estar sin trabajar no es agradable, sobre todo cuando echas un montón de currículos y no te llaman de ningún sitio", reconoce Rodrigo, que destaca que a ella nunca se le han caído los anillos.

De hecho, su último trabajo antes de quedarse en el paro hace cinco años fue como empleada en una estación de servicio.